martes, 20 de octubre de 2015

EL EFECTO DUNNING-KRUGER

Hace unos años tuve un compañero de trabajo con el que tenía un trato bastante bueno, pero que a partir de ciertos celos profesionales con respecto a otro de nuestros compañeros, comenzó a comportarse de una forma hostil hacia ambos. Esto desembocó en una gran desidia laboral por su parte, lo que provocaba que una buena parte de su carga laboral recayera sobre nosotros dos, lo que desembocó en un conflicto entre todos.

El motivo de dicho conflicto vino dado porque, a pesar de que acababa de ser promocionado, consideraba que su categoría era aún inferior con respecto a su valía profesional y que debería tener la misma categoría que nuestro otro compañero ya que, según él, realizaban las mismas tareas. Esa premisa no era cierta, ya que aparte de tener una formación y una capacidad profesional muy inferior, en cuanto se le asignaba alguna tarea de cierta complejidad, necesitaba ayuda por nuestra parte para resolverla. Eso sin contar con que en la mayoría de las tareas complejas que realizaba las llevaba a cabo a partir de los manuales realizados por nosotros dos, ya que él no tenía capacidad para afrontar tareas de investigación de nuevos productos o desarrollos y se solía auto-descartar ante la posibilidad de realizarlo.

Para resolver dicho conflicto le pedí que lo solucionásemos con nuestro superior que, al ser conocedor del tema, se mostró abierto a realizarle una mejora salarial, todo ello condicionado a que cesaran los conflictos y a que su desempeño laboral volviera a ser bueno. Aún así, el conflicto no se solucionó al rechazar mi compañero dicha mejora por considerarla insuficiente.

Nunca antes había vivido tan de cerca y de manera tan intensa un comportamiento como éste, aunque sí que me había encontrado en ciertas conversaciones a mucha gente que se pensaba que sabía mucho acerca de algún tema del que apenas tenía unas nociones básicas. Se trata de un efecto psicológico, relativamente común, por el que se distorsiona lo percibido a partir de la información de la que se dispone, por lo que personas con escaso conocimiento acerca de un tema o materia concreta, tienden sistemáticamente a pensar que saben mucho más de lo que saben. Es el denominado efecto Dunning-Kruger.

El efecto Dunning-Kruger, llamado así por ser postulado en 1999 por los profesores David Dunning y Justin Kruger del departamento de Psicología de la Universidad de Cornell (Nueva York), es un sesgo cognitivo por el que los individuos con escasa habilidad o conocimientos en campos o materias con la que se sienten familiarizados, o que son de dominio universal, padecen de un sentimiento de superioridad ilusorio, considerándose más inteligentes o aptos que otras personas más preparadas, al medir incorrectamente su habilidad situándola por encima de la real. Este sesgo se produce debido a una incapacidad del sujeto para reconocer su propia ineptitud. Sin embargo, los individuos altamente cualificados tienden a subestimar su competencia relativa, asumiendo erróneamente que las tareas que son fáciles para ellos también lo son para los demás.

Para llegar a esta conclusión, ambos profesores investigaron cierto número de estudios previos sobre comprensión lectora, conducción de vehículos de motor y diversos juegos y realizaron otros de razonamiento lógico, gramática y humor. En ellos, examinaron las autovaloraciones de los participantes y su estimación sobre la posición obtenida en la clasificación del grupo tras haberles mostrado las puntuaciones de sus pruebas. Mientras que el grupo de los más competentes estimaba bastante bien su clasificación o incluso la subestimaban, los incompetentes sobreestimaban su posición. Comprobaron que cuanto más incompetente era el sujeto, menos notaba su incompetencia y que, cuanto más competente era, más subvaloraba su competencia. Esta percepción se debe a que las habilidades necesarias para hacer algo bien, son justamente las habilidades necesarias para poder evaluar correctamente cómo se está realizando, mientras que los sujetos que se subvaloran, lo hacen debido al efecto de falso consenso por el que se cree que esas tareas de dominio universal son realizadas de igual manera por todo el mundo, asumiendo que sus capacidades están en la media, cuando en realidad, son superiores.

A partir de estos estudios expusieron que en una habilidad típica que los humanos poseen en mayor o menor grado los individuos incompetentes tienden a sobrestimar su propia habilidad, son incapaces de reconocer la habilidad de otros y son incapaces de reconocer su extrema insuficiencia. Si estos individuos pueden ser entrenados para mejorar sustancialmente su propio nivel de habilidad, podrán llegar a reconocer y aceptar su falta de habilidades previa. Y concluyeron que la mala medición del incompetente se debe a un error sobre sí mismo, mientras que la mala medición del competente se debe a un error acerca de los demás. Todo un alegato a Charles Darwin cuando enunció que “la ignorancia suele proporcionar más confianza que el conocimiento”.

Analizando estos resultados y estudios, la base esencial de este comportamiento, donde el incompetente se ve a sí mismo como competente, estaría sujeto en una falta de realismo sobre la competencia y habilidades de uno mismo, un efecto de superioridad ilusorio que se debe mantener a toda costa debido a una baja autoestima que obliga a crear estas ilusiones con el objeto de auto-protegerse y a una inhabilidad para no ver su falta de competencia. En el caso de llegar a verla, sería como atentar a su propia confianza. Como esto lo que deben evitar, lo que en un principio surge para proteger su baja autoestima, se acaba convirtiendo en una auténtica coraza que ellos mismos se creen con total naturalidad, creando una falta de realismo sobre la propia incompetencia.

Por lo tanto, antes de sentenciar acerca de un tema y de creerse un sabio en cualquier materia, habrá que recordar que, por improbable que nos pueda parecer, cualquiera de nosotros podría andar por ahí, felizmente, ajeno a su propia ignorancia. No hay más que recordar aquel aforismo atribuido al filósofo cínico Diógenes: “Cuanto más sé, más grande veo mi ignorancia”. Es algo de lo que casi todos, en algún momento de la vida, nos hemos percatado, de que según hemos ido teniendo un mayor conocimiento de algún tema en concreto más lejos nos hemos visto de poder dominar completamente esa materia.