lunes, 17 de octubre de 2016

LA DIVISIÓN MUNICIPAL

Tenía unos 13 años cuando vi un capítulo de la serie documental de TVE “España a vista de pájaro” en la que hablaban de mi ciudad, Aranda de Duero, y en la que se entendí que se trataba de una ciudad que contaba con unos 45.000 habitantes, por lo que cuando me preguntaban acerca de la población que tenía Aranda, yo ofrecía esta cifra como buena, a pesar del asombro de alguno de mis interlocutores y la puesta en duda del dato por parte de algún otro. Es por ello, que decidí acudir al ayuntamiento, junto con mi amigo Antonio, para preguntar. Allí nos informaron de que Aranda contaba por entonces con 29.000 habitantes (cuatro mil menos que en actualidad) y nos dimos cuenta de que la cifra que manejábamos estaba bastante inflada, por lo que dedujimos, acertadamente, que el dato de 45.000 habitantes se debería referir a la población de toda la comarca arandina, “La Ribera”.

A partir de entonces me surgió una terrible curiosidad por conocer los datos de población de las distintas localidades españolas, (con el tiempo también de las europeas y mundiales), puesto que la gente tiende a exagerar la población de su localidad, como yo había realizado aprovechando un dato incorrecto escuchado en televisión y menospreciando otros datos recibidos por ser inferiores en cantidad. Esa curiosidad la empecé a cubrir gracias una publicación de un anuario de “El País” en la que me encontré con la publicación de los dos últimos censos y padrones de todos los municipios españoles de aquel momento. A partir de entonces pude hacer mis “rankings” de municipios, así como conocer la población de todos los municipios por los que tenía cierto interés. Repasé tanto aquellos folios fotocopiados que a veces tenía problemas para leer los datos debido a que la tinta impregnada comenzaba a borrarse.

Cuando posteriormente llegó a mis manos la serie poblacional de todos los censos del siglo XX con la configuración de los municipios españoles del momento, (donde hacían alusión a los municipios que desaparecieron y cuya población se había incluido en el municipio del que formaban parte), me entró una enorme curiosidad por conocer todos aquellos municipios desaparecidos a lo largo del siglo, (unos 1450), principalmente en los censos de los años 50, 60 y 70, debido a las reorganizaciones municipales que se realizaron debido a los movimientos migratorios acaecidos en aquellas décadas que acabaron casi despoblando muchas localidades y municipios. Es por esto que me hice asiduo de la oficina del I.N.E. de Valladolid para completar mi datos de aquel enorme listado que yo tenía, y saber cuál fue la población real de los municipios existentes en el momento de la realización de cada censo, más en concreto la población de derecho, que es la población empadronada en el lugar independientemente de que estén residiendo o no, que es la que se maneja en los padrones actuales.

Eso generaba mucho cachondeo entre mis compañeros de piso, por considerarlo extraño, así que cuando nos encontrábamos con algún amigo le solían incitar a que me preguntase dónde había estado y por qué, aparte de vacilarle con que me sabía la población de todos los pueblos de España y retarle a que lo comprobara.

Sin embargo, pronto descubrí que esos datos por sí solos eran engañosos, y la población que tiene un municipio no tiene por qué corresponderse con la población que tienen los pueblos o ciudades que le daban nombre, puesto que la distribución municipal no es homogénea en el país y aunque en ciertas zonas del país la mayoría de los municipios suelen ser pequeños, tener una sola localidad que es la que da el nombre al municipio y es raro ver pueblos sin ayuntamiento (sobre todo en Castilla, País Vasco, Navarra, Madrid, Aragón, Valencia y Cataluña), en otras zonas del país un municipio no es más que una división territorial inferior a las comarcas o a las mancomunidades. Así hay municipios que contienen varias localidades, a veces decenas de ellas, otros contienen un gran porcentaje de población desperdigada, e incluso otros tienen un nombre diferente a la de cualquier localidad existente. En Galicia y Asturias, regiones con gran número de núcleos rurales, los municipios se llaman concejos y suelen están formados por varios núcleos de población (normalmente decenas de ellas) que se dividen en parroquias, por lo que la población del municipio no es más que la población de una división administrativa y es mayor, en muchos casos de una manera muy considerable, que la población de la localidad que le da el nombre. Algo parecido pasa en el sur de España y en las islas donde los municipios son grandes y están formados por varios núcleos de población, aunque estas zonas no cuenten con una cantidad tan elevada de núcleos de población como Asturias o Galicia, sino todo lo contario, al haber tan pocos municipios, estos engloban varias localidades de población elevada.

Por todo ello, realicé un proyecto de reforma territorial para eliminar todos aquellos municipios menores de 100 habitantes, mediante procesos de fusión o absorción entre municipios de tal manera que todos aquellos que no llegaban a esa población mínima pasaran a ser pedanías, para posteriormente intentar elevar la cuota mínima a 500 habitantes. Dicho proyecto también incluía la posible emancipación de las pedanías de más mil habitantes, o grupos de ellas que lo sumasen, y su transformación en municipio.

Sin saberlo, había hecho hincapié en un problema largamente debatido en España y Europa, la necesidad de que los municipios tuvieran una dimensión demográfica suficiente. Durante los años sesenta y setenta, diversos países de la Europa nórdica y central adoptaron importantes reformas de su mapa administrativo (Suecia entre 1959 y 1974, Alemania R.F. entre 1960 y 1978, Dinamarca en 1970 y posteriormente en 2007, Gran Bretaña entre 1969 y 1972, Bélgica entre 1971 y 1977 y Noruega en 1974) mediante las cuales redujeron el número de municipios existentes entre un 65% y un 90% y en Holanda y Austria redujeron el número de municipios existentes en un 40% desarrollando políticas favorables a la reducción de municipios y a la incentivación de las fusiones municipales.

Sin embargo, en España, la única reforma general y exitosa del mapa municipal español se realizó con la Ley Municipal de 1845, que exigía la presencia de un mínimo de 30 vecinos (unos 150 habitantes aproximadamente) en el municipio como condición necesaria para conservar el ayuntamiento. Posteriormente en 1866, se aprobó la Ley de Ayuntamientos, por la que se suprimirían todos aquellos ayuntamientos con menos de 200 vecinos, aunque la Revolución de 1868 dio al traste con el proyecto de reforma general del mapa municipal. Hubo proyectos de reforma de la Ley Municipal a principios y mediados del siglo XX, sobretodo en la década de los 60 y 70, en los que desaparecieron cerca de 1200 municipios, (lo que supone una reducción de un 15%), pero ninguno se llevó a cabo en su totalidad, ya que casi todas las propuestas de reforma local del siglo XX dejaron de lado cualquier previsión de reforma global del mapa municipal, dejando estas competencias en las autoridades locales.

Sigo pensando que es necesaria una reforma del mapa municipal. En España existen más de 1200 municipios con una población inferior a los 100 habitantes, (diez de ellos no superan los 10 habitantes) y el 47% de los más de 8100 municipios existentes tiene una población inferior a 500 habitantes. Por otro lado existen cientos de pedanías que superan los mil habitantes (decenas de ellas por encima de los 10.000 habitantes) y no logran tener municipio propio, ya que históricamente se ha desincentivado la creación de nuevos ayuntamientos. Lo lógico sería realizar una distribución más ecuánime en cuanto a tamaño y población, teniendo en cuenta la distribución poblacional, puesto que el norte de España es propenso a tener una gran densidad de pequeñas poblaciones mientras que en el sur las poblaciones son más grandes y dispersas, fomentando las fusiones entre municipios pequeños o excesivamente cercanos, facilitando las escisiones de pedanías con una población considerable y absorbiendo a todos aquellos municipios que por tamaño o población no debieran tener que asumir las competencias de gestionar un ayuntamiento.