miércoles, 26 de diciembre de 2018

LAS ESCALAS DE TEMPERATURA

He estado dos veces en Estados Unidos. La primera estancia fue en Nueva York por un periodo de una semana y la segunda vez fue para recorrer gran parte de los Parques Nacionales de la Costa Oeste durante tres semanas.

Durante la primera estancia (entre finales de Noviembre y principios de Diciembre) tuvimos temperaturas de entre 20ºF y 50ºF (de -7ºC a 10ºC) aunque un día llegamos a tener casi 70ºF (unos 21ºC). Durante la segunda estancia (entre Julio y Agosto) tuvimos de todo. Desde menos de 40ºF (menos de 5ºC) por la noche en Yosemite o Yellowstone hasta casi 120ºF (casi 49ºC) en Death Valley (Valle de la Muerte).

El que en Estados Unidos la temperatura se mida en grados Fahrenheit supone un problema para quien no tiene referencias en esa escala. Aunque sabiendo que se trata de una escala de 180 grados que va desde 32 hasta 212, solo había que recordar ciertos puntos clave para poder realizar una traducción rápida por aproximación. Esos puntos eran 32ºF, 50ºF, 68ºF, 86ºF y 104ºF, que se corresponden con 0ºC, 10ºC, 20ºC, 30ºC y 40ºC respectivamente, es decir, cada 10ºC se corresponden con 18ºF y viceversa. Si hubiera sido más joven hubiera memorizado también 41ºF, 59ºF, 77ºF y 95ºF, (5ºC, 15ºC, 25ºC, 35ºC y 45ºC), pero demasiado tenía con recordar los primeros, pues la mayoría de la veces me tocaba calcularlo mentalmente sumando de 18 en 18 desde 32 hasta llegar a la cifra deseada, redondeando los grados sobrantes en una proporción dos a uno, (realmente es 1,8 a 1) para obtener la cifra entera que más se acercaba. Este proceso no deja de ser entretenido, pero realmente puede ser complicado para alguien que no esté acostumbrado al cálculo mental.

La escala Fahrenheit fue ideada por el físico polaco de origen alemán Daniel Gabriel Fahrenheit (el inventor del termómetro de mercurio) en 1717, sin ningún criterio lógico ni científico, a pesar de que esta escala se ha estado utilizando en la mayoría de los países anglosajones hasta hace medio siglo. Para su creación, preparó una salmuera con agua, cloruro de amonio y hielo para tomar como cero el punto de estabilización de la mezcla. Luego, se cree que tomó como 100ºF la temperatura media corporal, pero como parece ser que lo realizó en un ligero estado febril, lo rectificó posteriormente y lo dejó en 96ºF (cuando realmente son unos 98ºF), tras comprobar que el punto de congelación del agua se situaba en 32ºF. De esta manera podía calibrar perfectamente su escala ya que 96 es el triple de 32 y 32 es 25, es decir, es divisible cinco veces por dos, lo cual facilita enormemente la generación de la escala a partir de sucesivas mitades. Luego calculó que el punto de ebullición del agua es de 212ºF, por lo que publicó que las escalas de los termómetros que se fabricasen deberían ir de 0ºF a 212ºF.

Se supone que dicha escala fue concebida para mejorar la escala Romer. Esta escala fue ideada en 1701 por el astrónomo e inventor danés Ole Christensen Romer (famoso además por ser la primera persona que calculó la velocidad de la luz, aunque fuera con un error del 25%), en la cual el cero se correspondía con la temperatura de congelación de una salmuera que utilizó para calibrar y el 60 correspondía con la temperatura del punto de ebullición del agua, de tal manera que el punto de congelación del agua quedaba en 7,5º (un octavo del valor). Al parecer, Fahrenheit quería evitar temperaturas negativas por lo que la salmuera que utilizó tenía mayor concentración de sal. La mejora que introdujo en ese aspecto fue muy leve (0ºRo equivalen a poco más de 6ºF) para el desbarajuste que produjo.

Afortunadamente, en 1742, el astrónomo sueco Anders Celsius, ideó una escala centígrada en la que el cero se correspondería con la temperatura de ebullición del agua y el cien con el punto de congelación del agua. Tenía la particularidad de que los grados aumentan con el frío, al igual que la escala Delisle, ideada en 1732 por el astrónomo francés Joseph-Nicolas Delisle, donde 0ºD se correspondía con la temperatura de ebullición del agua y 150ºD con el punto de congelación. Ambas escalas, al igual que la que había propuesto Isaac Newton alrededor de 1700 se basaban en los puntos de fusión y ebullición del agua, aunque la escala propuesta por Newton iba de 0 a 33 y los grados aumentaban con el calor. El caso es que cuando se llevó a la práctica la escala centígrada ideada por Anders Celsius hubo que invertirla, puesto que los líquidos se dilatan con el aumento de temperatura y es más intuitivo que el aumento de volumen se corresponda con un aumento de temperatura. Y esta es la escala de temperatura que actualmente se usa en prácticamente todo el mundo para la medición de temperatura.

Previamente a la escala Celsius también se había creado la escala Réaumur, que fue ideada en 1731 por el científico francés René Antoine Ferchault de Réaumur que aprovechando que el alcohol se dilata un 8% (80 por mil) entre la temperatura de congelación y la temperatura de ebullición del agua, inventó un termómetro de alcohol que contendría 1000 partes de alcohol en el punto de congelación del agua y que pasarían a ser 1080 en la temperatura de ebullición debido a la dilatación, por lo que, tomando esos dos puntos como referencia, ideó una escala que dividió en 80 partes (0ºR para el punto de congelación y 80ºR para el punto de ebullición). Esta escala fue muy utilizada en Europa.

Sin embargo, a nivel científico, quedaba un cabo suelto y es que los puntos de congelación y ebullición varían con la presión, por lo que estos puntos solo son válidos con la presión de una atmósfera, la que hay al nivel del mar. Con el aumento de la presión, el punto de ebullición sube y el punto de congelación baja y viceversa. Es por ello, que con el aumento de la altitud, al reducirse la presión atmosférica el punto de ebullición desciende (1ºC por cada 300 metros), y que puede haber tuberías por las que circule agua líquida a una temperatura muy superior a 100ºC o muy inferior a 0ºC.

Este cabo suelto lo solucionó en 1848 el físico británico William Thomson, el descubridor de la temperatura más baja posible, lo que se conoce en la actualidad como cero absoluto. Debido a que los puntos de congelación y ebullición dependen de la presión, William Thomson modificó la escala Celsius para que no dependiese de ningún factor. La variación que introdujo fue fijar el cero de esta nueva escala en la temperatura más baja posible o temperatura mínima que es capaz de alcanzar cualquier tipo de materia, (la que él había calculado) dejando los grados del mismo tamaño que en la escala Celsius. A esta escala la denominó Kelvin (en honor al río que atraviesa el campus de la Universidad de Glasgow, donde él era profesor docente) y como el cero absoluto se sitúa en -273,15ºC, solo es necesario sumar o restar esta cantidad para pasar de una escala a otra, de tal manera que el intervalo 0-100 de la escala Celsius se corresponde con el intervalo 273-373 de la escala Kelvin. Esta escala es la utilizada por el Sistema Internacional de Unidades, (también la escala Celsius, aunque como unidad accesoria).

Posteriormente a la creación de la escala Kelvin, el físico británico William Rankine ideó en 1859 la escala Rankine, adaptando la escala Fahrenheit al cero absoluto, por lo que 0ºR equivalen a -459,67ºF.

En la actualidad, solo tres países continúan midiendo la temperatura utilizando la escala Fahrenheit, Estados Unidos, Myanmar (antigua Birmania) y Liberia. Son los únicos que continúan usando el sistema anglosajón de unidades. Un sistema caótico basado en medidas que descienden incluso de la época de los romanos. Así utilizan unidades como la milla (unidad de longitud equivalente a unos 1609 metros y que se divide en 1720 yardas, siendo una yarda igual a 3 pies y un pie igual a 12 pulgadas), el galón (unidad de volumen que equivale a unos 3,79 litros y que se divide en 8 pintas), la libra (unidad de masa que equivale a unos 454 gramos y se divide en 16 onzas) y el acre (unidad de superficie que equivale a 0,4 hectáreas). Este sistema fue empleado en los países que formaron parte del antiguo Imperio Británico hasta hace algo más de medio siglo, momento en el que la práctica totalidad de países adoptaron el Sistema Internacional de Unidades, también conocido como sistema métrico decimal. Pero en Estados Unidos, a pesar de que hubo intentos por adoptarlo, todo se fue al traste en el momento en el que Ronald Reagan retiró de los presupuestos de 1982 cualquier partida para continuar acometiendo los cambios, dejándolo todo en manos de la iniciativa privada. Y esos costes no los asumió nadie.

jueves, 29 de noviembre de 2018

EL ORIGEN DE LA ASTROLOGÍA

Soy Leo con ascendente Leo, por lo que todos los rasgos característicos propios de “un Leo” yo los tengo potenciados y muy definidos en mi personalidad (según mi supuesta carta astral). Eso sí, si hubiese nacido cinco minutos más tarde mi ascendente sería Virgo. Y esos cinco minutos que no tengo muy claros, porque mi madre no me puede garantizar que naciese exactamente a las ocho de la mañana y que no fueran más de las ocho y cinco y el médico redondease a las ocho, son bastante importantes porque según la astrología, el ascendente establece cómo comienza un individuo en el mundo y eso afecta a su físico y a su apariencia, dotando de las características propias del signo al recién nacido y señalando qué planetas son los que más le van a afectar durante su vida. Sinceramente, no veo justo que después de un parto de varias horas, cinco minutos puedan ser suficientes para que alguien pueda pasar de ser un futuro líder de la sociedad de fuerte carácter que irradie extroversión y seguridad como son las personas de ascendente Leo, a sólo ser una persona analítica, prudente, realista y ligeramente tímida (como son las personas de ascendente Virgo).

Independientemente de cual sea mi ascendente, de lo que no hay duda es que mi signo del horóscopo es Leo, porque nací lo bastante alejado del comienzo y del final del período de este signo para no tener dudas, al menos en el zodiaco tropical que es el utilizado en la astrología occidental, la que se emplea en Oriente Próximo y Europa y que tiene origen babilónico, porque según el zodiaco sideral, utilizado en la astrología oriental o hindú, sería “Cáncer”. Eso sin citar que soy “Rata” en el horóscopo chino, “Ciprés” en el horóscopo celta, “Murciélago” en el horóscopo maya, “Perro” en el horóscopo azteca, “Alfanje” en el horóscopo árabe, “Acebo” en el horóscopo druida, “Ra” en el horóscopo egipcio, “Estrella” en el horóscopo gitano, “Esturión” en el horóscopo indio americano, “Changó” en el horóscopo orisha o “Escorpión” en el horóscopo budista.

Lo que sí que tienen en común todos estos horóscopos es que interpretan, cada uno a su manera, la posición de las estrellas en el firmamento. Todo esto forma parte de la astrología, una pseudociencia que engloba todo un conjunto de creencias que utiliza la posición de los astros en el firmamento como método de adivinación del futuro mediante correlaciones pasadas.

En la antigüedad, ya los primeros seres humanos pudieron darse cuenta de que el mapa celestial les podía servir no sólo para orientarse sino también para anticiparse a los cambios de estación, ya que el giro de la Tierra hace que no siempre sean visibles las mismas estrellas. Así, las primeras civilizaciones tenían asociadas las llegadas de algunos fenómenos naturales de temporada con la aparición de ciertos astros en el cielo. Pero identificar todas las estrellas de entre las cerca de seis mil estrellas visibles desde la Tierra a simple vista, (aunque solo podamos ver unas dos mil como máximo de forma simultánea) es bastante difícil. Es por eso que ya desde la Antigüedad se agruparon las estrellas en función de formas imaginarias que resultasen familiares y reconocibles, creándose las constelaciones, todas ellas basadas en formas humanas o animales. Con la creación de las constelaciones (actualmente hay 88 constelaciones oficiales y se utilizan como referencia para localizar cualquier cuerpo celeste, sea estrella, galaxia, nebulosa...) se tenía confeccionado el mapa estelar independientemente de que éste variase debido a los movimientos de la Tierra, tanto de traslación (alrededor del Sol) como de rotación, motivo por el cual ciertas constelaciones eran visibles durante todo el año y algunas solo eran visibles en determinadas épocas del año. Además, como las estrellas están tan lejos, (se estima que las trescientas estrellas más brillantes del firmamento se encuentran, de media, a una distancia de 347 años luz de la Tierra, lo que equivale a unos 3.470 billones de kilómetros) su movimiento es inapreciable a tanta distancia por lo que el mapa estelar visible desde la Tierra es fijo y lo único que varía es el trozo del firmamento que se puede ver desde un punto concreto de la Tierra.

Bueno, los babilonios se dieron cuenta de que hay algo más que también varía, puesto que aparte del Sol y la Luna, cuyo cambio de posición sobre el firmamento se aprecia con una simple observación, hay otros cinco astros que cambian de posición con respecto al resto de estrellas, es decir, que se mueven. Estos cinco astros son los planetas visibles a simple vista: Mercurio, Venus, Marte, Júpiter y Saturno. Todos ellos, (los cinco planetas más la Luna y el Sol), se mueven sobre una línea recta imaginaria a través del cielo que denominamos eclíptica. Esto es debido a que todos los planetas del sistema solar siguen órbitas casi circulares (ligeramente elípticas) alrededor del ecuador del Sol y casi sobre un mismo plano.

Lo que no sabían los babilonios es que esas “cinco luces” que se movían en el cielo eran planetas. Sí que sabían que “las estrellas les mandaban mensajes”, y como ciertos fenómenos, como la llegada de las lluvias o la crecida de algún río, coincidía con ciertas posiciones de los astros en el firmamento, pensaron que todos los sucesos estaban relacionados con las posiciones de las estrellas. Además, como estos cinco astros tenían un comportamiento diferente al resto se tenía que tratar de seres sobrenaturales, por lo que convirtieron a Mercurio, Venus, Marte, Júpiter y Saturno, en sus dioses Nabu, Ishtar, Nergal, Marduk y Ninurta, y sus movimientos era la forma que tenían de enviar mensajes a la humanidad, por lo que descifrarlos supondría poder saber qué iba a suceder en el futuro.

Por este motivo los babilonios vigilaban obsesivamente las posiciones de los astros en el cielo e intentaban relacionarlas con sucesos importantes que ocurrían a su alrededor. Cuando una posición concreta del firmamento coincidía con algún evento significativo, se grababa la posición de los astros en una tabla de arcilla para utilizarla en el futuro, ya que se consideraba esa configuración celeste como un presagio.

El principal problema de todo ello es que al desconocer el origen del movimiento de los planetas, llevaron al extremo la incapacidad para diferenciar la casualidad de la causalidad. La llegada de la época de lluvias o las crecidas de los ríos coincidía con la aparición en el cielo de alguna estrella significativa que no era visible con anterioridad (por ejemplo, Sirio, la estrella más brillante del cielo, aparece en Julio coincidiendo con la época de crecida de los ríos Tigris y Éufrates) debido a una causa concreta, como es la posición de la Tierra asociado a un fenómeno de temporada que se repite de forma periódica año tras año. Sin embargo, otros sucesos de origen casual (como una invasión, una plaga, una batalla ganada o perdida…) se producen independientemente de la época del año y de poco sirve la posición de las estrellas para que estos sucesos se produzcan o no. Debido a este desconocimiento los babilonios creían que todo estaba relacionado con la posición de los planetas, por lo que perseveraron en su empeño por descifrar los mensajes de sus dioses, vaticinando el futuro (de forma casi siempre errónea) a partir de los presagios almacenados, que cada vez eran más, dando origen a la astrología, es decir, a adivinar el futuro a partir de la correlación entre sucesos y configuraciones celestes pasados.

Así, en función de cuál de las doce constelaciones que cruzan la eclíptica (en realidad son trece, pero siendo doce se dividen mejor los 360º de una esfera) sea por la que sale el sol en la fecha de nacimiento de un individuo, se genera su signo del zodiaco, y en función de la disposición de los astros en cada momento y de la influencia que cada uno tenga sobre cada signo zodiacal se realizan los métodos de predicción astrológica. Un método de predicción no demostrado, sin ningún tipo de rigor y basado en la superstición y el desconocimiento del medio.

En definitiva, que aunque los babilonios no lograron descifrar “los mensajes de sus dioses”, dejaron para la posteridad un infundado procedimiento para predecir el futuro que sirve para que charlatanes y estafadores hagan de esto su modus vivendi como la astrología. Eso sí, a partir de esa obsesión por analizar el movimiento de los astros durante siglos, lograron calcular con una enorme exactitud la periodicidad de ciertos fenómenos, como la duración de un mes lunar (el periodo de tiempo que transcurre entre dos lunas llenas) o la duración del año con errores inferiores al 0,001%, lo que les permitió crear calendarios muy precisos. También dejaron para la posteridad el sistema sexagesimal, (motivo por el que la hora y los minutos se dividen en 60 minutos y 60 segundos respectivamente), aunque no se tiene certeza de que la ideación de este sistema tenga relación con la observación astronómica.

domingo, 28 de octubre de 2018

LAS TRAGEDIAS AÉREAS DEL FÚTBOL

El pasado 28 de Noviembre de 2016, un avión Avro RJ85 de la compañía boliviana LaMia que cubría el vuelo chárter entre Santa Cruz (Bolivia) y Medellín (Colombia) con 77 personas a bordo, se estrelló a 20 km del aeropuerto de destino por falta de combustible. Hubo 71 muertos y seis supervivientes. La noticia del accidente dio la vuelta al mundo porque en ese avión viajaba la expedición del club brasileño Chapecoense que volaba hasta Medellín para disputar el partido de ida de la final de la Copa Sudamericana (el equivalente a la Liga Europa de la UEFA) contra el Atlético Nacional. De los 71 muertos, 19 eran futbolistas, (entre los que se encontraba Cléber Santana, ex jugador de Atlético de Madrid y Mallorca), 20 eran periodistas, 7 eran miembros de la tripulación y el resto (25 personas), se dividían entre cuerpo técnico, directivos e invitados del club. De los seis supervivientes, había tres futbolistas, un periodista y dos miembros de la tripulación.

El 5 de Diciembre, la Conmebol (Confederación Sudamericana de Fútbol) declaró campeón de la Copa Sudamericana al Chapecoense atendiendo la petición de su rival, el Atlético Nacional de Medellín, como homenaje póstumo.

Sin duda, los recuerdos de tragedias pasadas volvieron a asomar y se volvió hablar de aquellos dos grandes equipos que desaparecieron en accidente aéreo, el Torino de 1949 (conocido como “il grande Torino”) y el Manchester United de 1958.

El 4 de mayo de 1949 fue la fecha en la que “il grande Torino” (como se denominó al Torino de los años 40 que ganó cinco ligas italianas de forma consecutiva) desapareció. El equipo volvía de Lisboa de disputar un partido amistoso contra el Benfica (que perdió 4-3) cuando el avión Fiat G212 de la compañía italiana ALI en el que viajaban, se estrelló contra la basílica de Superga, situada en lo alto de la colina homónima, a 16 km del aeropuerto de destino. Fallecieron los 31 ocupantes del avión, entre ellos los 18 futbolistas del Torino.

Tras la tragedia, aunque restaban aún cuatro jornadas para que la liga terminase, la Federación Italiana proclamó campeón al Torino (aventajaba en cuatro puntos al Inter y en seis al Milán) y obligó a los rivales del Torino a utilizar a sus jugadores juveniles en los cuatro partidos restantes. Cabe reseñar que diez de los once jugadores habituales de la selección italiana del momento pertenecían al Torino.

Durante la siguiente década el Torino fue asiduo de la mitad baja de la clasificación hasta descender a la serie B en 1959. No volvió a ganar la liga hasta 1976, en el que es su único título de liga desde entonces.

El otro desastre aéreo que acabó con uno de los mejores equipos de la época ocurrió el 6 de Febrero de 1958, cuando el avión Airspeed AS57 Ambassador de la compañía British Airways se estrelló nada más despegar (tras dos intentos de despegue frustrados) en las inmediaciones del aeropuerto de Múnich, debido a la presencia de hielo al final de la pista, lo que impidió que el avión cogiera la velocidad adecuada para el despegue. Hubo 23 muertos y 21 supervivientes.

En ese vuelo viajaba la expedición del Mánchester United que regresaba de Belgrado tras haber empatado a tres contra el Estrella Roja y haberse clasificado para las semifinales de la Copa de Europa. En el accidente murieron ocho futbolistas del que para muchos era el mejor Mánchester United de la historia, puesto que había ganado las dos últimas ligas inglesas y tras haber eliminado al Estrella Roja se convertía en el favorito a ganar la Copa de Europa.

Tras la tragedia, aunque pudieron recomponer el equipo con reservas y canteranos, sólo ganaron un partido de los catorce que restaban de liga y cayeron en semifinales de la Copa de Europa frente al Milán (que perdería la final contra el Real Madrid en la prórroga), así como en final de la copa inglesa.

Reconstruyeron el equipo en torno a Bobby Charlton (superviviente de la tragedia) y aunque pasaron unos años de transición, diez años después levantaron la Copa de Europa tras vencer en la final al Benfica de Eusebio. Eso sí, para entonces ya contaban con el gran George Best.

Sin duda estas tres son las tragedias más mediáticas por tratarse de equipos punteros a nivel continental, aunque hubo otras tragedias que también tuvieron bastante trascendencia:

El 3 de Abril de 1961, Douglas DC-3 que viajaba desde Osorno hasta Santiago de Chile se estrelló contra un macizo montañoso en las inmediaciones de Linares (Chile). Murieron los 24 ocupantes del avión, entre ellos ocho futbolistas y el entrenador del Green Cross de Santiago, que volvían de disputar un partido de la Copa de Chile. Aunque esa temporada acabó en la duodécima posición de la liga chilena, al año siguiente descendió a segunda división y cuatro años después se fusionó con el Deportes Temuco, por lo que el club dejó de existir.

El 26 de Septiembre de 1969, un Douglas DC-6B de la compañía boliviana LAB que cubría el trayecto entre Santa Cruz y La Paz se estrelló en una zona montañosa de Los Andes en las inmediaciones de Viloco por motivos que se desconocen. Murieron los 74 ocupantes del avión, entre ellos 16 jugadores del club The Strongest de La Paz, aparte del cuerpo técnico y personal del equipo directivo. Ello supuso la retirada del club de la competición liguera y el quedarse al borde de la desaparición, que se evitó gracias a diversas muestras de solidaridad en forma de donaciones y de cesión de jugadores. En la actualidad The Strongest es el segundo club boliviano más laureado de la historia.

El 11 de Agosto de 1979, dos Tupolev Tu-134 de la compañía soviética Aeroflot, con 94 y 84 personas a bordo respectivamente, chocaron en el aire en las inmediaciones de la ciudad ucraniana de Dniprodzerzhynsk (actual Kamianské) debido a errores de los controladores aéreos. Murieron los 178 ocupantes de ambos aviones, incluidos 17 futbolistas del Pajtakor de Tashkent que viajaban en uno de los aviones. Tras la tragedia, la liga rusa decidió que el resto de equipos tenían que poner tres jugadores a disposición del Pajtakor para poder rehacer el equipo, aparte de exonerarle de descender en los tres años siguientes. Ese año finalizó noveno en el campeonato soviético.

El 8 de Diciembre de 1987, un Fokker F-27 perteneciente a la Marina de Guerra del Perú y que transportaba a la expedición del Alianza de Lima desde Pucallpa hasta Lima se precipitó al mar cuando estaba a 8 km del aeropuerto de destino. Hubo 43 muertos (entre ellos 16 futbolistas y el cuerpo técnico) y un superviviente (el piloto del avión). La competición se suspendió un mes y a la vuelta, el Alianza jugó las 17 jornadas restantes con juveniles y jugadores prestados por el Colo-Colo chileno, clasificándose para la final, que perdió ante el Universitario de Lima (su gran rival).

El 27 de Abril de 1993, Havilland Canada DHC-5 Buffalo perteneciente a Fuerza Aérea de Zambia y que transportaba a la selección zambiana de fútbol desde Lusaka hasta Dakar (Senegal) para disputar un partido de clasificación del Mundial de 1994, se estrelló en el mar nada más despegar después de hacer escala en Libreville (Gabón) debido a un fallo en el motor. Hubo 30 muertos, entre ellos 18 futbolistas y el cuerpo técnico. Tras la consternación, y aunque no lograron clasificarse para el Mundial de Estados Unidos (perdieron ante Marruecos el partido decisivo), llegaron a la final de la Copa de África de 1994 que perdieron ante Nigeria.

domingo, 30 de septiembre de 2018

EL MANIFIESTO COMUNISTA

Siempre me ha gustado hablar de política con mis amigos, sobre todo con Marcos y Mario. Aunque últimamente lo hagamos menos por coincidir con menor frecuencia, una de las frases que más recuerdo de esas tertulias es la que Mario nos suelta en cuanto la conversación comienza a enrocarse debido al posicionamiento que adoptamos, muy ligado a la ideología de cada uno. Es por ello que en esas situaciones Mario nos suele achacar a Marcos y a mí que somos los comunistas que conoce que mejor adaptados estamos al capitalismo. Argumento que por otro lado a mí siempre me ha parecido muy gracioso, como lo suele ser Mario en conversaciones distendidas, en las que saca su particular humor ácido.

Naturalmente nos tacha de comunistas en las épocas actuales, en la que los partidos denominados comunistas abogan por la aplicación de políticas socialdemócratas, una vez que la casi totalidad de los partidos europeos de apelativo socialista han abrazado el denominado socialismo liberal o socioliberalismo, en lo que supone una continua derechización de la sociedad, gracias a la gran influencia que la corrientes neoliberales están ejerciendo en gran medida sobre los denominados países occidentales, y en menor medida sobre el resto, todo ello “patrocinado” por el gran beneficiado de la imposición esas políticas liberales, basadas en el principio fundamental de la autorregulación del mercado, que es el capital.

Pero el comunismo como tal nace en contraposición al capitalismo. Y así, cuando nace el Partido Comunista en España en 1921, a raíz de una escisión del PSOE, se declaró como partido de ideología marxista-leninista, en contraposición al PSOE que había adoptado una ideología socialdemócrata. Es a partir de 1972 cuando se declara eurocomunista, rechazando así el modelo desarrollado en la Unión Soviética, y siguiendo los pasos de otros partidos comunistas europeos. Ya en 1986, se integra en la coalición Izquierda Unida, creada a partir de las movilizaciones para pedir la salida de España de la OTAN a través del voto en el referéndum del 12 de Marzo de 1986. Dicha coalición se declaró de ideología socialdemócrata, y eso que el PCE aportaba el 80% de los militantes.

Y es que el comunismo es una ideología que cumple ya 170 años, aunque fue readpatado hace casi un siglo por Vladímir Lenin para poderlo poner en marcha en un país agrario como era la Rusia de principios del siglo XX, para posteriormente ser interpretado y distorsionado por Iósif Stalin.

Esta ideología como tal se basa en el Manifiesto Comunista que publicaron los alemanes Karl Marx y Friedrich Engels en 1848. Dicho manifiesto no es más que la declaración de principios de la Liga Comunista, una organización revolucionaria con sede en Londres y formada por distintas delegaciones internacionales que fue liderada el propio Marx, que bajo el lema de “¡Proletarios de todos los países, uníos!” abogaba por la emancipación de la clase obrera.

Desde su primera publicación en alemán en 1848, el Manifiesto Comunista, es considerado el texto sagrado del comunismo. Se compone de unas 12000 palabras, (unas 23 páginas) siendo su brevedad una de sus principales virtudes, ya que un largo y complejo ensayo filosófico no hubiera atraído al obrero al que iba dirigido. Desarrolla las ideas de que la humanidad se divide en dos clases antagónicas que son la burguesía y el proletariado, de que los comunistas son parte del proletariado, de que los distintos socialismos existentes son el reaccionario, el burgués o conservador y el crítico-utópico; y de que los partidos comunistas se situarán de parte de los partidos más progresistas y en contra de los más reaccionarios y conservadores, sin perder por ello su independencia programática y organizativa, apoyando cualquier movimiento revolucionario que se plantee contra el régimen social y político imperante. Sus principales objetivos serían la abolición de la propiedad de la tierra y de los derechos hereditarios y aplicación de todas las rentas territoriales a fines públicos, la centralización del crédito y del transporte en organismos estatales, la confiscación de la propiedad de emigrantes y rebeldes, la enseñanza libre universal en escuelas estatales y la aceptación por todos de la necesidad de trabajar.

El manifiesto surge en una época en la que Europa padeció una oleada revolucionaria, aunque la influencia de dicho manifiesto y de los líderes socialistas fue mínima en dichas revoluciones que, por cierto, fueron todas sofocadas sin consecuencia social alguna.

Por cierto, la Liga Comunista se disolvería en 1952, cinco años después de su creación, tras la detención de varios de sus líderes acusados de conspiración. Con anterioridad la Liga había sufrido importantes reveses debido al desacuerdo de sus miembros, puesto que unos abogaban por continuar con la revolución ya que, según ellos, era posible si había una minoría que la encabezase, mientras que otros, entre los que estaba Marx, pensaban que había que inculcar y extender la conciencia de clase entre el proletariado para prepararlo para una futura revolución.

Con la disolución de la Liga Comunista, Marx abandonó sus actividades revolucionarias para dedicarse a profundizar sus conocimientos de economía política que acabaría plasmado en el primer tomo (y único que publicó en vida) de su obra cumbre “El Capital” que publicaría en 1867. Así, el Manifiesto Comunista quedó prácticamente fuera de circulación. Pero el papel desempeñado por Karl Marx en la Asociación Internacional de Trabajadores (también conocida como Primera Internacional) liderando el Consejo General, lo rescató 20 años después del olvido debido a la influencia del pensamiento de Marx entre los partidos obreros europeos, lo que provocó que el Manifiesto Comunista se extendiese por todo el mundo.

Para Karl Marx, el comunismo era la última fase de la inevitable revolución que emanciparía al proletariado del dominio de la burguesía. Partiendo de que la evolución histórica es una sucesión de modos de producción en la que siempre ha habido una clase dominante y una dominada, se podría decir que la historia de toda sociedad es la historia de las luchas de clases. Con la industrialización, la burguesía era clase dominante pues era la dueña de los medios de producción y conseguían sus plusvalías gracias a la explotación de la clase trabajadora o proletariado que era la verdadera creadora de la riqueza. Esta situación, según Marx, tenía que desembocar en el inevitable levantamiento del proletariado, la consecuente revolución y la creación de un nuevo sistema político, que inicialmente sería el socialismo. El socialismo sería una etapa de transición en la que el proletariado se organizaría en un solo partido que concentraría el poder con el objetivo de que las plusvalías repercutiesen en la clase trabajadora, siendo el objetivo final de este proceso la consecución del comunismo, en la que se suprimirían las clases sociales y los medios de producción pasarían a ser propiedad del Estado, de tal manera que los beneficios de la producción repercutirían por igual en todos los miembros de la sociedad.

Para Marx, el comunismo era inevitablemente la sociedad del futuro, pues la sociedad del futuro sería una sociedad sin clases sociales. El cómo se acabó aplicando posteriormente es ya otra historia.

viernes, 31 de agosto de 2018

LA PRÁCTICA DE LA RELATIVIDAD

Estamos en un mundo en el que todo es relativo. Los comparativos dan una pista de ello. A todos los chicos nos ha pasado alguna vez, que hemos visto a una chica sentada en un banco, por ejemplo, que nos ha parecido guapa y la hemos calificamos como tal, siempre según nuestros parámetros condicionados por la experiencia, el estado anímico y el entorno. Si en ese instante pasa al lado un bellezón, la primera pasa a ser algo normalito y parece que incluso hemos equivocado nuestras percepciones. Lo mismo nos pasa en el caso contrario, en el que la chica del banco sea poco afortunada físicamente. Si en este caso al lado pasa una chica en el que la combinación genética de sus ya de por sí desafortunados progenitores ha sido cruel, la chica del banco pasa a no ser tan poco afortunada. Es más, incluso la calificación guapa o fea es relativa a la gente que conocemos o al círculo de personas con el que nos movemos e incluso a nuestra alteración anímica. Incluso cuando generalizamos en que las mujeres de alguna localización geográfica concreta son guapas lo hacemos en comparación con las de nuestro entorno o nuestra localización geográfica.
Al igual que en la belleza, esta relatividad es comparable a absolutamente todos los adjetivos valorativos. Una persona es buena o mala en términos absolutos siempre que esté dentro del grupo de los más buenos o de los más malos de los que el valorador conoce. Incluso podríamos decir que todos son más malos que el mejor y más buenos que el peor, por lo que al utilizar estas descripciones siempre estaríamos relativizando. Podríamos incluso concluir que el segundo mejor, sería el primero de los mediocres y que el segundo peor sería el último de los mediocres tanto en una escala de bondad como de calidad.
El mejor ejemplo lo podemos utilizar con la percepción que tenemos de la temperatura del agua. Podemos decir con casi absoluta certeza que el agua a 25ºC de temperatura es idónea para tomar un baño al aire libre en verano. Sin embargo si acabamos de salir de una piscina termal, que suelen estar a 35-40ºC, el agua a 25ºC estará helada para nuestro cuerpo y la sensación sería bastante desagradable. Igualmente nos sucedería si venimos de tomar un baño en aguas casi heladas, pero con una sensación contraria, casi cercana al abrasamiento. Esto nos da una idea de que toda calificación valorativa depende, principalmente de la percepción del calificador y de las circunstancias y valoraciones de éste. Un ejemplo también muy práctico serían los colores, sobre todo las tonalidades intermedias entre verde y azul. Si se compara un azul turquesa con un azul intenso, el azul turquesa nos parecerá verde cuando no lo es. Igualmente, nos pasará lo mismo al comprar un verde azulado con un verde intenso. En este caso el verde azulado nos parecerá azul también equivocadamente. Bien es cierto que en este punto habría que definir claramente dónde empiezan los tonos considerados azules y dónde los considerados verdes.
Igualmente, esta relatividad se acentúa con la introducción de la variable “tiempo”, por lo que se puede llegar a concluir que la adjetivación calificativa es temporal lo que la relativiza y la hace aún más subjetiva. Es por ello, que con el parámetro tiempo, se puede pasar de ser para alguien la persona más querida, a ser la persona a la que menos se desea ver. Igualmente, en los ejemplos dados anteriormente, nadie es un bellezón perpetuo ni nadie es el mejor en algo durante toda su existencia, salvo en casos extremos como podría ser dejar de existir estando en la cúspide de dicha calificación. El estado anímico también relativiza estas percepciones incluso en fracciones de tiempo más reducidas, ya que ese estado puede cambiar de un día para otro, o de una semana para otra y lo que pareció de una manera o calidad en un estado anímico determinado, podría incluso pasar a ser el contrario en otro estado anímico diferente.
Todos hemos sufrido en nuestras carnes dicha relativización a la hora de valorar algunas de nuestras cualidades y hemos visto como lo que unas personas han valorado positivamente, otras las han valorado de forma contraria, tanto contemporáneamente como a lo largo del tiempo. Una vez más somos víctimas de la práctica relativa, en la que influye principalmente el calificador y todos los patrones que éste emplea para llegar a dicha valoración. Incluso el que dicha valoración haya sido realizada de forma liviana sin profundizar o analizar exhaustivamente, acentuaría aún más la práctica relativa o la relativización del entorno.
Y es curioso que la práctica sea tan relativa, porque realmente, muchas de las decisiones importantes que se toman acerca de nosotros están tomadas a partir de la relatividad práctica, totalmente subjetiva, pues cada decisión ha sido tomada por calificadores diferentes y en circunstancias que no tienen por qué estar en relación.
Por tanto, se podría decir que la práctica relativa generaría que una gran parte de las decisiones que se tomasen tendrían un componente azaroso importante. A veces, ese componente azaroso podría ser más o menos manejable en parte por el calificado en determinadas circunstancias y aspectos, pero no se libraría de la práctica relativa en su totalidad, sino no se conocerían tan grandes errores apreciativos realizados por gente muy bien considerada en determinados campos.
En definitiva, que desafortunadamente la sentencia de que “la primera impresión es la que queda” es la máxima de la relatividad práctica, pues en una primera impresión las medidas a tomar van a ser escasas y con esas escasas percepciones se suele dictar sentencia con respecto a una tercera persona. Afortunadamente, en muchos casos, hay segundas y terceras impresiones para corroborar o, en muchos casos, rectificar esa primera impresión tan relativa y, por lo tanto, tan poco objetiva. Menos mal que a veces me surgen estas segundas oportunidades, porque no suelo ser alguien que genere una buena primera impresión. Será que yo también soy víctima de la práctica de la relatividad.

viernes, 27 de julio de 2018

EL MAPA DEL SISTEMA SOLAR

Una de las cosas que más me han fascinado es el Universo, a pesar de no haber tenido nunca un telescopio y no haberme aprendido nunca las constelaciones, pues consideré, no sé si acertadamente o no, que eso podría ser válido para excursionistas nocturnos y yo siempre tuve otras preferencias para la noche. Lo que me fascinaba era su inmensidad, la cantidad de estrellas, las galaxias que contenía… Ahora, me fascina su contenido, las enormes distancias, la cantidad de espacio vacío y las diminutas bolas de fuego que brillan y adornan nuestro cielo.
Llegué a escuchar en uno de esos documentales que cazo casualmente en mis escasas horas de televisión que si toda la materia que hay en el Universo se juntase, su relación con respecto a la del espacio que ocupa el Universo sería la misma que la de meter un grano de arena en un cubo perfecto de treinta kilómetros de arista, es decir, treinta kilómetros de ancho, treinta kilómetros de alto y treinta kilómetros de profundidad. Resumiendo, todos los planetas, planetoides, los 70.000 trillones de estrellas que se estiman que existen (y subiendo), los 125 billones de galaxias, (también subiendo), y los cientos de constelaciones juntas hacían un grano de arena en un volumen de veintisiete billones de metros cúbicos, una insignificancia.
Pero todo se debe a que tenemos una visión distorsionada incluso del Sistema Solar, debido a los distintos dibujos que de éste nos han ido enseñando a lo largo de los años y que no se corresponden, ni por asomo, con las proporciones reales. Pero es que hacer un mapa a escala real no es posible, (bueno, sería más idóneo decir que no es práctico, sino que se lo hubiesen propuesto a Nimrod, el rey mesopotámico que ideó construir una torre para llegar al cielo y retar así a Yahvé, el dios de los judíos y por ende de los cristianos), precisamente porque los ocho actuales planetas del Sistema Solar, que es lo que realmente nos importa, apenas ocupan espacio. No hay más que ver el ejemplo anterior como referencia y suponer una distribución similar, que no la hay pero que nos da una idea aproximada de la insignificancia de la materia dentro del espacio que ocuparía el Sistema Solar. Además hay que matizar que más del 99% de esa materia que forma el Sistema Solar está en el Sol, por lo que el resto de planetas, planetoides, asteroides, satélites naturales, cometas, rayos cósmicos, polvo interplanetario, etc. no llega a tener el 1% de la materia existente en el Sistema Solar.
El caso es que si hiciéramos un mapa lineal del Sistema Solar con la suposición que todos los planetas estuvieran alineados, (algo imposible, sino no se utilizaría esta expresión como referencia para hacer alusión a algún hecho o suposición inverosímil), podríamos encontrarnos con una visión más clarividente. Así que vamos a por ello.

Empecemos con un Sol del tamaño de un balón de playa. Como no hay reglamentación al respecto y cada balón de playa suele ser del tamaño que a su anunciante de turno le ha dado la gana, vamos a considerar un diámetro de 50 centímetros para ser la envidia de cualquier dominguero playero y a ser posible, de Larios, Gallina Blanca, Lipton, JB, Cutty Sark o cualquier otra marca que ofrezca su balón playero de color amarillo. Con estas medidas, la Tierra tendría el diámetro de una lenteja y estaría orbitando a 54 metros de nuestro balón playero improvisado. Un poco más cerca de nuestro balón playero, a 39 metros, ubicaríamos otra lenteja casi idéntica pero ligeramente más pequeña que la Tierra que sería Venus y, algo más cerca aún, a casi 21 metros estaría Mercurio, que sería un bolita de aproximadamente un milímetro de diámetro. En este caso un grano de sopa de lluvia se me antoja incluso grande. Marte estaría a 82 metros y al tener un radio de casi la mitad que la Tierra podríamos asimilarlo a medio grano de arroz, (y así le damos una forma seudoesférica).
Para acabar de montar nuestro Sistema Solar a escala nos quedarían los planetas más grandes. Así Júpiter habría que situarlo a poco más de 200 metros y tendría el tamaño de una bola de 5 centímetros de diámetro, algo más pequeño que una pelota de tenis. Saturno estaría a algo más de 370 metros y sería idéntico a una pelota de squash, (no recomiendo recrear los anillos ya que serían tan finos que apenas se podrían representar con medios humanos). Urano se situaría a casi 750 metros con un tamaño parecido al de una canica del mismo diámetro que la boca de una botella de vino y Neptuno estaría a 1.170 metros de nuestro sol improvisado y tendría un tamaño aproximado a la canica uraniana, aunque ligeramente más pequeña, casi inapreciable la diferencia a esa escala. Menos mal que Plutón ha sido desechado como planeta y ha pasado a engrosar la lista de los denominados planetas enanos que si no tendríamos que irnos hasta más allá del kilómetro y medio para representarlo y habría que afinar pues debería tener la mitad del diámetro de Mercurio, que representamos como un grano de sopa de lluvia.
Para rizar el rizo se podría ubicar la Luna, siempre quedaría bien, por ser más familiar que cualquier planeta. Habría que hacerla del tamaño de Marte, (es ligeramente más grande) y ubicarla a unos 15 centímetros de la lenteja que hemos puesto simulando la Tierra. Olvidaros del resto de satélites pues ya se conocen cerca de 200 satélites en el Sistema Solar, repartidos entre los ocho planetas y los seis planteas enanos. Júpiter y Saturno tienen más de 60 cada uno.
Como nota anecdótica, siempre se puede añadir que Sedna, el planeta enano más lejano del Sol conocido dentro del Sistema Solar, estaría ubicado a veinte kilómetros y medio de nuestro balón de playa. Es decir, Sedna recibe los rayos de Sol que salieron hace 73 horas de éste. También se puede añadir que el sistema estelar más próximo es Alfa Centauro y estaría ubicado a casi 15.000 kilómetros de nuestro improvisado balón de playa, lo que supondrían cuatro años y cuatro meses viajando a la velocidad de la luz. Además, según los datos que se tienen, es un sistema que consta de tres estrellas, no como nuestro aburrido Sistema Solar que sólo tiene una, el Sol.

El par de veces que he hecho una representación de éstas a alguien, usé un balón de baloncesto, por lo que los tamaños a representar serían la mitad de los aquí expuestos. Estas representaciones suelen venir provocadas tras conversaciones de distinta índole acerca de lo casual que es nuestra presencia y para hablar de lo alucinante que es todo lo que hay ahí fuera.

miércoles, 6 de junio de 2018

EL AGUJERO DE LA CAPA DE OZONO

Desde 1985, año en el que se descubrió, y durante la década de los 90, la principal amenaza de la futura vida humana era el “agujero” que existía en la capa de ozono de la atmósfera sobre la Antártida. Como la capa de ozono protege a los seres vivos de la radiación ultravioleta proveniente de los rayos solares, la cual es dañina para la salud humana, descubrir un lugar en donde dicha capa tuviera una densidad de poco más de dos milímetros de grosor suponía un riesgo inminente para la salud de la humanidad. Además, como este agujero no se había descubierto con anterioridad, era de esperar que se hubiera originado a causa de algún comportamiento antrópico.

A pesar de que había habido ciertas advertencias por parte de distintos científicos de que los átomos de cloro libre y el óxido nitroso podían actuar de catalizadores en la destrucción del ozono, hubo que esperar a un estudio publicado en la revista Nature en 1985 en la que se mostraba una alarmante disminución de los niveles de ozono sobre la Antártida con respecto al resto del planeta. Esa zona con niveles de ozono tan bajos fue bautizada como “agujero de la capa de ozono”.

Ante tal nivel de alerta, todos los países miembros de la ONU acordaron en 1987 la firma del denominado Protocolo de Montreal, que entró en vigor el 1 de Enero de 1989, en donde se comprometían a reducir la producción y el consumo de los productos más sospechosos de ser los culpables de dicho agujero (los gases clorofluorocarbonos o CFC) hasta la erradicación de su producción en 1995. Los gases incluidos fueron CFC-11 (CFCl3), CFC-12 (CF2Cl2), CFC-113 (C2F3Cl3), tetracloruro de carbono (CCl4) y metilcloroformo (C2H3Cl3). Estos gases fueron sustituidos por los hidroclorofluorocarbonos (HCFC) inicialmente y por los hidrofluorocarbonos (HFC) después.

Y a partir de la firma de este protocolo el mundo quedó salvado y apenas ha vuelto a haber información del estado del agujero de la capa de ozono, a pesar de que en 2005 registró su récord absoluto al alcanzar una extensión de 29 millones de km2, (unas 58 veces España).

La teoría de la destrucción del ozono sostiene que cuando se desprende un átomo de cloro de cualquier CFC que llega a la atmósfera, provoca la descomposición de dos moléculas de ozono (O3) en tres de oxígeno (O2) en una reacción en cadena que puede provocar que un solo átomo de cloro elimine hasta 100.000 moléculas de ozono. Sin embargo, este fenómeno no es exclusivo de los átomos de cloro que se liberan de los CFC, sino que se produce con cualquier átomo de cloro que haya libre en la atmósfera. Basándonos en el fundamento de esta teoría, considerar culpables a los CFC de la formación del agujero de la capa de ozono sería erróneo ya que mientras que la producción mundial de CFC nunca fue superior a los dos millones de toneladas (lo que supone que el cloro disociado en la atmósfera nunca superó las 15000 Tm), la evaporación de agua marina libera a la atmósfera más de 600 millones de toneladas de cloro al año en forma de cloruro de sodio (NaCl) por la sal marina disuelta en el agua, lo que supone un impacto 40000 veces mayor al de los CFC. Igualmente, los volcanes inyectan a la atmósfera más de 36 millones de toneladas de cloro por los gases que emiten de forma pasiva (sólo el volcán antártico Erebús emite mil toneladas de cloro diarias, 25 veces el impacto que producía el consumo de CFC). Si añadimos las contribuciones de la quema de biomasa (8,4 millones de toneladas) y de la biota oceánica (5 millones de toneladas), estaríamos hablando de que la contribución del ser humano a la destrucción del ozono estratosférico era ridícula, de apenas el 0,002%.

El grosor de la capa de ozono sobre un punto es la suma de la columna total del ozono contenido en el aire sobre la que está ese punto, puesto que el ozono está repartido a lo largo de la atmósfera. Se considera que hay un agujero en la capa de ozono en aquellas zonas en las que la suma del ozono existente en dicha columna es inferior a 2,20 mm, es decir, que si se concentrase todo el ozono que hay que hay sobre un punto, la figurada capa de ozono tendría un espesor inferior a 2,20 mm, cuando el grosor medio es de unos 3 mm.

El caso es que desde que la NASA toma datos de la concentración de ozono en la atmósfera a través de los satélites que forman parte del TOMS (Total Ozone Mapping Spectrometer), y que publica regularmente en su página web, se ha comprobado que lo que denominamos "agujero de la capa de ozono" es una disminución temporal del ozono estratosférico que comienza en Agosto, alcanza su culmen a finales de Septiembre o principios de Octubre (momento en el que alcanza una extensión media de unos 25 millones de km2, que son unas cincuenta veces la superficie de España) y en Diciembre desaparece, por lo sería un fenómeno de temporada que dura entre tres y cuatro meses.

Esta destrucción extra de ozono se debe a reacciones fotoquímicas que ocurren en las nubes estratosféricas cuando el Sol (después de unos meses de ausencia) comienza a iluminar la Antártida al final del invierno austral  y de las que hay varias hipótesis (presencia de cloro libre, aumento de la concentración del vapor de agua, movimientos atmosféricos…).

El caso es que hasta el IPCC (Panel Intergubernamental del Cambio Climático) que es algo así como el comité de expertos sobre el cambio climático de Naciones Unidas, ha reconocido que una disminución del ozono estratosférico contribuiría al enfriamiento de la troposfera lo que amortiguaría el calentamiento global, algo que va en contra de las primeras conclusiones que venían a decir que si el ozono disminuía, la superficie de la Tierra se achicharraría. Igualmente, algunos experimentos de laboratorio (que incluso han sido publicados en la propia revista Nature) muestran que el cloro puede que tenga mucha menos importancia de la que se ha creído que tenía. Parece ser que la alarma inicial fue excesiva y como ahora el objetivo es contener el calentamiento global, que es de donde se obtienen los fondos, el tema del agujero de la capa de ozono se aparca como tema ya superado.

Además, con este tema todos quedaron contentos, Greenpeace lo ensalzó como modelo de actuación, ICI y Dupont que mantenían el monopolio de la fabricación de CFC no tuvieron ningún problema en seguir con el monopolio de los HCFC o de los HFC, e incluso Margaret Thatcher fue su principal impulsora, por lo que ya da igual si se actuó erróneamente o de manera precipitada.

Curiosamente, el Premio Nobel de Química de 1995 fue para el mexicano Mario Molina, el estadounidense Frank Sherwood Rowland y el holandés Paul Crutzen, (los científicos que habían alertado de que los átomos de cloro libre y el óxido nitroso actuaban de catalizadores en la destrucción del ozono) por su trabajo en la química de la atmósfera, particularmente en lo que respecta a la formación y desintegración del ozono. También lo fueron por su papel para la dilucidación de la amenaza a la capa de ozono de la Tierra por parte de los gases clorofluorocarbonos (CFC), aunque esto último no se añadió en la motivación que les otorgó el premio. Puede que fuera por precaución, para no mostrar una evidencia errónea de cara al futuro, como tantas otras que ha dejado el Nobel a lo largo de su historia.

miércoles, 9 de mayo de 2018

LAS MAYORES CATÁSTROFES DE LA AVIACIÓN

En la entrada anterior hacía un repaso de cuáles habían sido los mayores accidentes aéreos ocurridos en España, destacando especialmente uno, ya que el accidente aéreo con más víctimas mortales de la historia de la aviación mundial sucedió en España, si sólo se tiene en cuenta las personas a bordo.

A nivel mundial, desde 1970 hasta 2017, se han producido más de once mil incidentes de aviación en el mundo que han provocado más de 85.000 muertos. En toda la historia de aviación, hasta finales de 2017 se habían registrado 194 accidentes aéreos en los que haya habido más de 100 muertos, 32 de ellos con más de 200 muertos. Por lo tanto, las mayores catástrofes de la aviación mundial hasta el momento son los 17 accidentes en los que han registrado más de 250 muertos y son éstos:

El 3 de Marzo de 1974, un McDonnell Douglas DC-10 de la compañía Turkish Airlines que cubría la ruta Estambul-Londres con escala en París, se estrelló en el bosque de Ermenonville 50 km después de haber despegado del aeropuerto París-Orly, debido a una descomprensión en la bodega del avión por la rotura de la puerta de carga. Hubo 346 muertos.

El 27 de Marzo de 1977, dos Boeing 747 de las compañías holandesa KLM y estadounidense PanAm (con 248 y 380 personas a bordo respectivamente) chocaron en el aeropuerto de Los Rodeos (actualmente Tenerife Norte) cuando el avión holandés inició las maniobras de despegue sin haber obtenido aún autorización debido a la presencia en pista del avión estadounidense, en un día de intensa niebla. Hubo 583 muertos y 45 supervivientes (todos del avión estadounidense), lo que le convierte en la mayor catástrofe aérea de la historia.

El 25 de Mayo de 1979, un McDonnell Douglas DC-10 de la compañía American Airlines que viajaba a Los Ángeles, se estrelló contra un hangar del aeropuerto O’Hare de Chicago, tras desprenderse el motor del ala izquierda en la maniobra de despegue. Murieron los 271 ocupantes del avión y dos personas que se encontraban en tierra.

El 28 de Noviembre de 1979, un McDonnell Douglas DC-10 de la compañía Air New Zealand que realizaba un vuelo panorámico a la Antártida, se estrelló en el monte Erebus (Antártida) por unos errores en la programación de la navegación. Hubo 257 muertos.

El 19 de Agosto de 1980, un Lockheed L-1011 TriStar de la compañía Saudia que cubría la ruta entre Karachi (Paquistán) y Yeda (Arabia Saudita) con escala en Riad, se incendió al poco de despegar desde el antiguo aeropuerto de Riad. Aunque lograron dar la vuelta y aterrizar de nuevo en Riad, murieron los 301 ocupantes del avión a causa del incendio.

El 1 de Septiembre de 1983, un Boeing 747 de la compañía surcoreana Korean Air, que cubría la ruta entre Nueva York y Seúl, fue derribado por dos misiles soviéticos como respuesta a la violación del espacio aéreo soviético y al haber sido confundido con un avión espía, cayendo el avión al Mar de Japón. Hubo 269 muertos.

El 23 de Junio de 1985, un Boeing 747 de la compañía Air India, que cubría la ruta entre Montreal y Bombay con escalas en Londres y Nueva Delhi, se desintegró en el aire debido a la explosión de una bomba, colocada por grupos terroristas sijs, poco después de despegar del aeropuerto londinense de Heathrow cuando se encontraba a 9.400 metros de altitud dentro del espacio aéreo irlandés, cayendo los restos al Océano Atlántico. Hubo 329 muertos.

El 12 de Agosto de 1985, un Boeing 747 de la compañía Japan Airlines, que cubría la ruta entre Tokio y Osaka, se estrelló en el monte Takamagahara (a 100 km de Tokio) tras haberse vuelto incontrolable debido a una descompresión descontrolada, después de haber estado en el aire 44 minutos. Hubo 520 muertos y 4 supervivientes, siendo el peor accidente aéreo de la historia con un solo avión involucrado.

El 3 de Julio de 1988, un Airbus A300 de la compañía Iran Air, que cubría la ruta entre Bandar Abbás (India) y Dubái, fue derribado por misiles estadounidenses al ser confundido con un F-14 iraní, cayendo el avión al estrecho de Ormuz. Hubo 290 muertos.

El 21 de Diciembre de 1988, un Boeing 747 de la compañía estadounidense Pan Am, que cubría la ruta entre Frankfurt y Detroit con escalas en Londres y Nueva York, se desintegró en el aire debido a la explosión de una bomba, colocada por grupos terroristas libios, 38 minutos después de despegar del aeropuerto londinense de Heathrow, cayendo los restos del avión sobre la ciudad escocesa de Lockerbie. Hubo 270 muertos, las 259 personas que viajaban en el avión más 11 personas en tierra.

El 11 de Julio de 1991, un Douglas DC-8 de la compañía Nigeria Airways que cubría la ruta entre Yeda (Arabia Saudita) y Sokoto (Nigeria), se estrelló fuera de pista después de intentar un aterrizaje de emergencia en el aeropuerto de origen debido a que el tren de aterrizaje se incendió y el fuego se expandió a la cabina. Hubo 261 muertos.

El 26 de Abril de 1994, un Airbus A300 de la compañía taiwanesa China Airlines que cubría la ruta entre Taipei (Taiwán) y Nagoya (Japón), se estrelló poco antes de aterrizar por varios errores en cadena de los pilotos. Hubo 264 muertos y 7 supervivientes.

El 12 de Noviembre de 1996, un Boeing 747 de la compañía Saudia, con 312 personas a bordo y que cubría la ruta entre Nueva Delhi y Dhahran (Arabia Saudí), y un Ilyushin Il-76 de la compañía Kazakhstan Airlines, con 37 personas a bordo y que cubría el trayecto Shymkent (Kazajistán) y Nueva Delhi, chocaron en el aire sobre la ciudad india de Charkhi Dadri a 80 km del aeropuerto de Nueva Delhi, debido a que el avión kazajo volaba a una altitud incorrecta. Murieron las 349 personas que iban a bordo de ambos aviones, siendo la peor colisión en el aire de la historia de la aviación.

El 11 de Septiembre de 2001, cuatro aviones estadounidenses fueron secuestrados por 19 terroristas de Al-Qaeda poco después de despegar. Dos Boeing 767 de las compañías American Airlines y United Airlines con 92 y 65 personas a bordo y que cubrían ambos la ruta entre Boston y Los Ángeles fueron estrellados contra las torres norte y sur respectivamente del World Trade Center de Nueva York entre las 8:46 y las 9:03 am; un Boeing 757 de la compañía American Airlines, con 64 personas a bordo y que cubría la ruta entre Washington y Los Ángeles fue estrellado contra la fachada oeste del Pentágono a las 9:37 y otro Boeing 757 de la compañía United Airlines, con 44 personas a bordo y que cubría la ruta entre Nueva York y San Francisco fue estrellado contra el suelo a las 10:03 en Pensilvania al amotinarse los pasajeros, cuando tenía como objetivo estrellarse contra el Capitolio. Murieron los 265 pasajeros de los aviones (incluyendo tripulación y terroristas), 125 personas por el impacto contra en el Pentágono y 2602 personas por el impacto contra las torres gemelas (incluyendo 24 desaparecidos), lo que hace un total de 3016 muertos.

El 12 de Noviembre de 2001, un Airbus A300 de la compañía estadounidense American Airlines que viajaba a Santo Domingo, se estrelló en el barrio neoyorquino de Queens un minuto después de despegar del aeropuerto John F. Kennedy de Nueva York, tras la pérdida de control del avión después de desprenderse el timón de cola motivado por una brusca manipulación. Hubo 265 muertos, las 260 personas que viajaban en el avión y cinco personas en tierra.

El 19 de Febrero de 2003, un Ilyushin Il-76 del ejército iraní que volaba entre las ciudades iraníes de Zahedán y Kermán se estrelló contra unas montañas, a 35 km del destino, una vez que había comenzado la maniobra de descenso en condiciones meteorológicas adversas. Hubo 275 muertos.

El 17 de Junio de 2014, un Boeing 777 de la compañía Malaysia Airlines, que cubría la ruta entre Ámsterdam y Kuala Lumpur (Malasia), fue derribado por un misil en espacio aéreo ucraniano estrellándose a 40 km de la frontera con Rusia, en pleno conflicto entre fuerzas gubernamentales ucranianas y milicias rebeldes pro rusas de la región de Donetsk, culpándose los unos a los otros. Hubo 298 muertos.

A pesar de que el repaso a las mayores catástrofes aéreas pueda tildarse de macabro y generar inseguridad en los futuros viajeros, las noticias al respecto de la seguridad aérea son cada vez mejores. Como muestra cabe decir que en 2017, de los 36,8 millones de vuelos que hubo en todo el mundo, se registraron 101 incidentes con sólo diez accidentes con víctimas mortales y un saldo de 399 muertos, siendo el año más seguro de la historia de la aviación, lo que confirma la tendencia a la baja de los últimos años.

miércoles, 11 de abril de 2018

LAS MAYORES CATÁSTROFES AÉREAS EN ESPAÑA

De la primera catástrofe aérea sucedida en España de la que tengo recuerdo es de la que sucedió el 19 de Febrero de 1985 en el monte Oíz (Vizcaya), donde un Boeing 727 de Iberia que cubría la ruta Madrid-Bilbao se estrelló después de chocar con una antena de televisión. Murieron las 148 personas que iban a bordo del avión, quedando los restos humanos seccionados y desperdigados a lo largo de la ladera del monte. Causó una gran conmoción por cómo habían quedado las víctimas y por ser el accidente aéreo que registraba más víctimas españolas, a pesar de que en España ya había habido con anterioridad varios accidentes importantes y que del anterior accidente importante había pasado poco más de un año.

El caso es que algo más de 2000 personas han fallecido en España en accidente aéreo en más de una treintena de accidentes con víctimas mortales. Los accidentes aéreos con más de 20 víctimas mortales en España han sido estos:

El 23 de Diciembre de 1948, un Douglas DC-3 de la compañía Iberia que cubría la ruta entre Madrid y Barcelona se estrelló en la sierra de Pandols (Tarragona) cerca de la localidad de Gandesa, debido a las fuertes lluvias y a la intensa niebla. Hubo 27 muertos.

El 4 de Diciembre de 1953, un Bristol 170 Freighter Mk21 de la compañía Aviaco que cubría la ruta Bilbao-Madrid se estrelló contra una colina de la Sierra Cebollera en Somosierra (Madrid) tras ser arrastrado por una fuerte corriente de aire en un día con malas condiciones climatológicas. Hubo 22 muertos y 10 supervivientes.

El 28 de Octubre de 1957, un Douglas C-47 de la compañía Iberia que cubría la ruta entre Tánger y Madrid se estrelló en los cerros de La Marañosa, a 17 km de Madrid, tras incendiarse un motor. Hubo 21 muertos.

El 29 de Abril de 1959, un Douglas CD-3 de la compañía Iberia que cubría la ruta entre Barcelona y Madrid se estrelló en la Sierra de Valdemeca (Cuenca) debido a una fuerte tormenta. Hubo 28 muertos entre ellos el gimnasta Joaquín Blume, considerado como el mejor deportista español de la época.

El 20 de Agosto de 1959, un Douglas C-47 Skytrain de la compañía británica Transair que cubría la ruta Barcelona-Londres se estrelló en el Montseny poco después de despegar tras desviarse de su trayectoria y meterse en una nube. Hubo 32 muertos, todos ellos británicos.

El 2 de Octubre de 1964, un Douglas DC-6B de la compañía francesa UTA que cubría la ruta entre París y Port-Étienne (actual Nouakchott, Mauritania), con escalas en Marsella y Palma de Mallorca, se estrelló en el Pico Alcazaba (Sierra Nevada) por causas desconocidas cuando se había desviado de su ruta. Hubo 80 muertos.

El 3 de Julio de 1970, un Havilland DH Comet 4 de la compañía británica Dan Air que cubría la ruta Mánchester-Barcelona se estrelló en el macizo del Montseny a 20 km de Sabadell, debido a un error en la localización del avión por parte del comandante lo que provocó que la torre de control le diera instrucciones incorrectas. Hubo 112 muertos, todos de nacionalidad británica.

El 7 de Enero de 1972, un Sud Aviation SE 210 Caravelle de la compañía Iberia, que cubría la ruta Valencia-Ibiza, se estrelló contra un monte de la sierra de Sa Talaia cuando iniciaba la maniobra de aterrizaje bajo una densa niebla. Hubo 104 muertos, casi todos españoles.

El 3 de Diciembre de 1972, un Convair 990 de la compañía española Spantax que cubría la ruta Tenerife-Múnich, explotó nada más despegar del aeropuerto de Los Rodeos (actualmente Tenerife Norte). Hubo 155 muertos, todos alemanes a excepción de seis tripulantes españoles.

El 13 de Agosto de 1973, un Sud Aviation SE 210 Caravelle de la compañía Aviaco que cubría la ruta entre Madrid y La Coruña se estrelló contra un bosque de eucaliptos al realizar una maniobra de aproximación al aeropuerto de La Coruña para aterrizar bajo una densa niebla. Hubo 86 muertos, las 85 personas que iban a bordo y una persona en tierra.

El 27 de Marzo de 1977, dos Boeing 747 de las compañías holandesa KLM y estadounidense PanAm (con 248 y 380 personas a bordo respectivamente) chocaron en el aeropuerto de Los Rodeos (actualmente Tenerife Norte) cuando el avión holandés inició las maniobras de despegue sin haber obtenido aún autorización debido a la presencia en pista del avión estadounidense, en un día de intensa niebla. Hubo 583 muertos y 45 supervivientes (todos del avión estadounidense), lo que le convierte en la mayor catástrofe aérea de la historia.

El 25 de Abril de 1980, un Boeing 727 de la compañía británica Dan Air que cubría la ruta Mánchester-Tenerife se estrelló contra la montaña de El Diablillo, a 20 km del aeropuerto de Los Rodeos (actualmente Tenerife Norte), debido a un error de navegación. Hubo 146 muertos, todos británicos.

El 13 de Septiembre de 1982, un McDonnell Douglas DC-10 de la compañía Spantax, que cubría la ruta entre Madrid y Nueva York con escala en Málaga, se incendió en el aeropuerto de Málaga, con 394 personas a bordo, tras salirse de pista y chocar con una caseta y varios coches, después de abortar el despegue en una situación de “no retorno” debido a fuertes vibraciones. Hubo 50 muertos.

El 27 de Noviembre de 1983, un Boeing 747 de la compañía colombiana Avianca que cubría la ruta Frankfurt-Bogotá con escalas en París, Madrid y Caracas, se estrelló a 12 km del aeropuerto de Barajas, en las inmediaciones de Mejorada del Campo, por un error de navegación. Hubo 181 muertos y 11 supervivientes. Volaban 145 españoles.

El 7 de Diciembre de 1983, un Boeing 727 de la compañía Iberia y un McDonnell Douglas DC-9 de la compañía Aviaco (con 93 y 42 personas a bordo respectivamente) chocaron en el aeropuerto de Barajas cuando el Boeing 727 inició las maniobras de despegue y se encontró en su trayectoria al McDonnell Douglas DC-9 que se había salido de su camino debido a la intensa niebla. Hubo 93 muertos (51 del vuelo de Iberia y 42 del vuelo de Aviaco) y 42 supervivientes (todos del Boeing 727 de Iberia).

El 19 de Febrero de 1985, un Boeing 727 de Iberia que cubría la ruta Madrid-Bilbao se estrelló en el monte Oíz (Vizcaya) tras volar fuera de control después de chocar con una antena de televisión. Hubo 148 muertos, todos españoles.

El 20 de Agosto de 2008, un McDonnell Douglas MD-82 de la compañía Spanair que cubría la ruta entre Madrid y Gran Canaria se estrelló durante la maniobra de despegue debido a un fallo mecánico causado por un mantenimiento deficiente. Hubo 154 muertos y 20 supervivientes.

Igualmente cabe destacar otros tres accidentes aéreos que, aunque no ocurrieron en territorio español, contaron con un gran número de víctimas españolas:

El 25 de Septiembre de 1998, un BAe 146 de la compañía española PauknAir que cubría la ruta Málaga-Melilla se estrelló a 15 km del aeropuerto de Melilla, debido a que viajaba por debajo de la altitud mínima requerida en un día de espesa niebla. Hubo 38 muertos, todos españoles.

El 26 de Mayo de 2003, un Yakovlev-42 de la compañía ucraniana UM Airlines que volaba desde Manás (Kirguistán) hasta la Base Aérea de Zaragoza se estrelló en las cercanías de Trabzon (Turquía), donde iba a realizar escala, debido a un error de localización por lo que viajaba por debajo de la altitud mínima requerida. Hubo 75 muertos, 62 militares españoles y 13 miembros de la tripulación.

El 24 de Marzo de 2015, un Airbus A320 de la compañía alemana Germanwings (filial de Lufthansa) que cubría la ruta entre Barcelona y Dusseldorf fue estrellado intencionadamente por el copiloto contra los Alpes en las proximidades de la localidad francesa de Barcelonette. Hubo 150 muertos, 50 de ellos eran españoles.

No podía acabar esta entrada sin recordar el único accidente en el que se han visto implicados dos aviones españoles en el aire. El 5 de Marzo de 1973, un Douglas DC9 de la compañía Iberia que cubría la ruta entre Palma de Mallorca y Londres y un Convair 990 de la compañía Spantax que cubría la ruta Madrid-Londres, chocaron en el aire en las cercanías de Nantes (Francia) debido a errores en las indicaciones de los militares que asumieron el control del espacio aéreo francés en un día de huelga de controladores aéreos. Tras el choque el Douglas DC9 explotó en el aire y se estrelló falleciendo los 68 ocupantes del avión, (18 de ellos eran españoles), mientras que el Convair 990, con 107 personas a bordo y un ala rota a consecuencia del choque, logró aterrizar de emergencia en el aeropuerto militar de Cognac, logrando una hazaña que ha pasado a los anales de la aviación comercial.

lunes, 12 de marzo de 2018

LA HISTORIA DEL CALIMOCHO

He estado más de 20 años bebiendo calimocho de manera casi exclusiva y sigo bebiéndolo con asiduidad, aunque desde que dejé de fumar hace ya casi dos años, lo hago de manera no exclusiva pues la cerveza también forma parte de mis hábitos junto a ciertos licores ideales para las sobremesas, en lo que a bebidas para tiempo de ocio se refiere.

El beberlo de manera casi exclusiva como antes hacía, me suponía ciertos problemas en cuanto viajaba, debido a la localización tan concreta que tiene esta bebida. Aunque vino tinto y Coca-Cola hay en todos los sitios de España y del mundo, en las zonas en las que el consumo de esta combinación no está asentada, se hace complicado el lograrlo. Pero aun así, lo he bebido en más de una veintena de países en los que he estado y con todo tipo de vino tinto que haya caído en mis manos, tanto locales como de importación, por lo que habré probado vinos de más de una treintena de países diferentes.

Atrás quedaron muchas anécdotas, pues beber calimocho fuera de la mitad norte de España suele ser un tanto peculiar, por no decir muy extraño.

En España, al sur de la cuenca del Duero y del Ebro no hay costumbre o hábito de beber calimocho y se asocia al botellón, aunque con el tiempo va ganando aceptación y popularidad. Por ello, cuando viajaba al Sur, (Valencia, Extremadura, Andalucía,…) prefería pedir tinto de verano y que me cambiasen el refresco de limón por refresco de cola, para que no me dijeran que no había. Algunos de los camareros sí que reconocían que estaba pidiendo calimocho, aunque también los había que se extrañaban de lo que acababa de pedir.

En París, donde estuve viviendo durante medio año en 1999, cuando salíamos por la zona de la Bastilla, frecuentábamos el Black Derby, un pub en el que conseguimos tener precio especial por un litro de calimocho, algo totalmente inusual en Francia, y que acabó incluyendo en su carta, junto con la sangría y el tinto de verano como sus especialidades españolas. También en París, en un bar de la zona Pigalle, cuando el supuesto dueño me vio mezclando vino con Coca-Cola me dijo que eso sólo se lo había visto hacer a antes a Fermín Muguruza (el que fuera líder de Kortatu y Negu Gorriak) y que iba por allí con relativa frecuencia.

En los cuatro viajes que hice a China (estuve otros seis meses en total) lo bebía con Pepsi pues la Coca-Cola en China apenas tiene gas. En un pub de Chongqing, el Rainbow, me hacían calimocho sin necesidad de tener que comprar la botella de vino, así que no me quedó más remedio que jugar en su equipo de fútbol y pasar a la historia por ser el primer extranjero (y supongo que el único) que jugó en su equipo.

En México lo encontré en alguna carta y algún camarero conocía el nombre de la mezcla; y en Cuba tenía que ser con TuKola, (el refresco de cola cubano), que fue el único que encontré. En otros sitios, por lo general, si quería beber calimocho tenía que llevar la botellita de vino para combinar o pedir dos consumiciones y mezclarlas, lo que suponía que quien o quienes me acompañaban tuvieran que armarse de paciencia, en determinados momentos.

Para conocer el origen del calimocho habría que conocer el origen de sus ingredientes. Mientras que los orígenes del vino se remontan al 8000 a.C., año en el que está datada la bodega más antigua conocida (localizada en la actual Georgia), los orígenes de los refrescos de cola datan de finales del siglo XIX.

En 1886, el farmacéutico John S. Pemberton comenzó a comercializar, en Atlanta, un jarabe energético de su invención contra los problemas de digestión. Dos años después, enfermó y se vio obligado a vender los derechos comerciales de su fórmula, justo antes de morir en 1888. Ante el éxito de este jarabe mezclado con agua carbonatada, en 1891 fue fundada la compañía Coca-Cola (llamada así para hacer un juego de palabras con dos de sus ingredientes, extracto de coca y nuez de cola) por Asa Candler, junto a otros socios, que popularizó la Coca-Cola en todo Norteamérica durante las siguientes dos décadas.

Paralelamente, en 1893, el farmacéutico Caleb Bradham, inventó el denominado refresco de Brad, un refresco digestivo y estimulante que comercializó en la localidad estadounidense de New Bern (Carolina del Norte). En 1902 registró la marca y fundó Pepsi-Cola (en alusión a la enzima digestiva pepsina y las nueces de cola usadas en la receta).

Por lo tanto, siendo el vino una bebida consumida de manera global a nivel mundial, la aparición de ambos refrescos de cola tuvo que suponer el nacimiento del calimocho, aunque no se conociera con esa denominación. Y así parece ser que ocurrió, ya que según Mark Pedergrast, autor del libro “Por Dios, por el país y por la Coca-Cola”, los inmigrantes italianos mezclaban vino tinto con Coca-Cola a principios del siglo XX, con lo que podían beber durante más tiempo ya que tardaban mucho más en emborracharse, que cuando bebían vino solo.

Igualmente, con la llegada de la Coca-Cola a España en 1928 y la costumbre tan española de mezclar el vino, es de suponer que los primeros calimochos en España se tomasen por aquella época. En 1936, con el estallido de la Guerra Civil, el desabastecimiento provocó el cierre de multitud de empresas, por lo que no volvió a haber refrescos de cola en España hasta 1950 cuando comenzó a distribuirse Pepsi-Cola. Tres años después, Coca-Cola volvió a España y en esa década de los 50 se comenzaron a popularizar las bebidas de cola, (Kas, La Casera, Merin,…), por lo que el calimocho (que inicialmente fue conocido como Rioja Libre o cubata obrero) se instauró como otra forma más de mezclar el vino, junto a la sangría y a lo que ahora se conoce como tinto de verano.

El nombre de calimocho es más reciente y proviene, según la versión más aceptada, de una fusión de los términos “Kalimero” y “Motxo” ideado por los miembros de la cuadrilla Antxarrak durante las fiestas de 1973 del Puerto Viejo de Algorta (Vizcaya), con el objetivo de vender un vino defectuoso mezclado con refresco de cola. Dicho nombre se popularizaría durante los años posteriores gracias a los sanfermines de Pamplona, extendiéndose al resto de lugares castellanoparlantes.

A nivel nacional, el calimocho comenzó popularizarse en la década de los 90, al menos en la mitad norte del país, algo que propició que la mayoría de establecimientos tuvieran vino. Ahora esto es impensable pero, por aquel entonces, que hubiera vino en pubs y discotecas era algo nada habitual.

Actualmente incluso puedes elegir el tipo de vino qué quieres, algo a lo que también ha ayudado la incipiente cultura del vino. En Aranda, por ejemplo, puedes elegir si lo quieres con vino “normal” (barato) o con Ribera. Todo esto ha propiciado que los amantes del calimocho ya no tengamos tantos problemas para disfrutar de nuestra bebida favorita.

lunes, 12 de febrero de 2018

LOS CATORCE OCHOMILES

Tal y como comenté en la entrada “La conquista del Everest”, unas 4.800 personas hasta 2017 pueden presumir de haber llegado al punto más elevado de la Tierra, la cumbre del monte Everest. Precisamente, el número tan elevado de encumbramientos (en 2017 fueron alrededor de 650), y la gran actividad comercial en torno a esta montaña, en la que empresas organizan las ascensiones minimizando todas las dificultades, han diluido considerablemente el reto de encumbrar el Everest. Es por ello, que el gran reto dentro del mundo del montañismo es encumbrar los catorce “ochomiles”, que es como se conocen a las catorce montañas independientes​ que alcanzan más de 8000 metros de altitud de todo el planeta. Nueve de ellas se encuentran en la cordillera del Himalaya (que recorre el suroeste de China, Bután, Nepal, y el nordeste de India) y las otras cinco se encuentran en la cordillera del Karakórum (que recorre el oeste de China y el norte de India, Paquistán y Afganistán).

Una vez finalizado 2017, sólo 40 personas han sido capaces de ascender los 14 “ochomiles”, siendo el italiano Reinhold Messner el primero en conseguirlo, entre 1970 y 1986, lográndolo además sin la ayuda de oxígeno (la mitad de quienes consiguieron los 14 “ochomiles” no utilizaron oxígeno adicional). La primera mujer en lograrlo fue la española Edurne Pasabán, entre 2001 y 2010, mientras que la austriaca Gerlinde Kaltenbrunner fue la primera en lograrlo sin ayuda de oxígeno, entre 1998 y 2011. Y el nepalí Phurba Tashi, con 30 encumbramientos, es la persona que más veces ha ascendido con éxito a un “ochomil”, seguido de Juanito Oiarzabal con 26 encumbramientos, al que sólo le quedan tres cumbres (Dhaulagiri, Nanga Parbat y Broad Peak) para ser el primero en realizar dos veces los catorce “ochomiles”.

De esos 40 montañeros que lograron ascender los 14 “ochomiles”, siete son españoles, (Juanito Oiarzabal, Alberto Iñurrategi, Edurne Pasabán, Carlos Pauner, Jorge Egocheaga, Ferrán Latorre y Oscar Cadiach), siendo el país con más presencia junto con Italia (7) y Corea del Sur (5).

Las catorce montañas más altas del planeta y conocidas como “ochomiles” son:

Everest: Es el techo del mundo con una altitud de 8848 metros. Hace frontera entre China y Nepal. Aunque lleva el nombre del topógrafo inglés George Everest desde 1865, era conocido como Chomolungma (madre del Universo) en Tíbet (China). Desde 1960, es conocido en Nepal como Sagarmatha (la frente del cielo). Está situado 160 km al este de Katmandú (Nepal).

K2: Tiene una altitud de 8611 metros y hace frontera entre China y Paquistán. Su nombre deriva de Karakórum 2 y es apodada como la montaña salvaje. Es el único “ochomil” que nunca ha podido ser ascendido en invierno y está considerado como el más difícil de ascender. Está situado 390 km al nordeste de Islamabad (Paquistán).

Kanchenjunga: Tiene una altitud de 8586 metros y está situado al este de Nepal, justo en la frontera con India. Su nombre se traduce como "los cinco tesoros de las nieves", ya que la montaña tiene cinco picos. Su pico más elevado está 125 km al este del Everest, siendo el más oriental de todos los ochomiles.

Lhotse: Tiene una altitud de 8516 metros. Está situado 3 km al sur del Everest, con el que está conectado a través del Collado Sur, por lo que sólo tiene 610 metros de prominencia. Al igual que el Everest, hace frontera entre China y Nepal.

Makalu: Tiene una altitud de 8463 metros. Está situado 19 km al sureste del Everest y también hace frontera entre China y Nepal. Su nombre proviene del sánscrito (una lengua clásica de India) y significa “montaña negra”.

Cho Oyu: Tiene una altitud de 8201 metros. Está situado 20 km al oeste del Everest y también hace frontera entre China y Nepal. Su nombre proviene del tibetano y significa “diosa turquesa”. Está considerado como el “ochomil” más fácil de ascender, pues la cumbre está muy cerca del collado y las pendientes son moderadas.

Dhaulagiri I: Tiene una altitud de 8167 metros. Está situado en el centro de Nepal, 34 km al este del Annapurna. Su nombre proviene del sánscrito y significa “montaña deslumbrante”.

Manaslu: Tiene una altitud de 8163 metros y está situado en el centro de Nepal, 70 km al este del Annapurna. Su nombre proviene del sánscrito y significa “montaña de los espíritus”.

Nanga Parbat: Tiene una altitud de 8125m y está situado al norte de Paquistán, 188 km al suroeste del K2 y 210 km al nordeste de Islamabad (Paquistán), siendo el más occidental de los “ochomiles”. Su nombre significa “montaña desnuda”, aunque se le conoce como “montaña asesina” en el mundo del montañismo. Es después del Annapurna el que acumula mayor siniestralidad de todos los “ochomiles” en la historia.

Annapurna: Tiene una altitud de 8091m y está situado en el centro de Nepal, 175 km al nordeste de Katmandú y 307 km al oeste del Everest. Su nombre proviene del sánscrito y significa “diosa de la abundancia”, aunque es conocida como “la montaña maldita”, por ser la montaña con mayor siniestralidad del planeta. La vía de ascenso por su cara sur está considerada como la más peligrosa y difícil del montañismo mundial.

Gasherbrum I: Tiene una altitud de 8068 metros. Está situado 25 km al sureste del K2 y también hace frontera entre China y Paquistán. Su nombre significa “montaña hermosa” y también es conocido como Pico Oculto. Originalmente fue denominado K5.

Broad Peak: Tiene una altitud de 8047 metros. Está situado 8 km al sureste del K2 y también hace frontera entre China y Paquistán. Aunque también se le conoce como K3, se le denomina así por una traducción literal al inglés de “Falchan Kangri” (“cumbre ancha”) aunque no es aceptada por el pueblo autóctono.

Gasherbrum II: Tiene una altitud de 8035 metros. Está situado 18 km al sureste del K2 y 7 km al noroeste del Gasherbrum I y también hace frontera entre China y Paquistán. Originalmente fue denominado K4.

Shisha Pangma: Tiene una altitud de 8027m y aunque está situado en China, se encuentra a tan solo 80 km al norte de Katmandú y 120 km al noroeste del Everest. Su nombre significa “cresta sobre el prado”, pero también fue conocido como Gosainthan que en sánscrito significaba “casa del santo”.

A pesar de ser uno de los más difíciles, el primer “ochomil” escalado fue el Annapurna en 1950 por los franceses Maurice Herzog y Louis Lachenal. No suponía un récord de altitud, puesto que en 1924 Edward Norton llegó hasta el Gran Corredor del Everest (a 8570 metros) y días después George Mallory y Andrew Irvine fueron avistados más arriba aún antes de que no se volviese a saber de ellos, pero sí que suponía un récord en cuanto a la cumbre de más altitud nunca antes conquistada.

Aparte de los catorce “ochomiles” hay otras 16 cimas en el mundo que superan los 8000 metros de altitud pero que como no son consideradas como cumbres principales de la montaña a la que pertenecen, por no tener una prominencia mayor de 300 metros con respecto a la cumbre principal, no están incluidas en la lista de “ochomiles”. En 2013, la UIAA (Unión Internacional de Asociaciones de Alpinismo) se planteó incluir seis cimas secundarias dentro de la lista de ochomiles, aquellas que tenían una prominencia mayor de 60 metros, de tal manera que el Yalung Kang o Kangchenjunga Oeste (8505 m), el Kangchenjunga Sur (8476 m), Kangchenjunga Central (8473 m), el Lhotse Shar (8382 m), el Lhotse Central (8410 m) y el Broad Peak Central (8011 m), se incorporarían a la lista para subir el reto a 20 “ochomiles”. Se acabó desestimando.

Por cierto, el pasado 26 de Enero de 2018 murió la periodista Elisabeth Hawley a los 94 años de edad. Llevaba afincada en Katmandú desde 1963 y era conocida como “la notaria del Himalaya”. Se entrevistaba personalmente con los montañeros antes y después de sus expediciones y era la encargada de anotar sus éxitos y fracasos. A pesar de que sus registros no eran oficiales, sus decisiones eran respetadas por la comunidad internacional de montañismo, debido a la precisión de sus registros y ha sido ella quien hasta ahora ha dado validez a todas ascensiones de las que he hablado en estas dos últimas entradas. Todos sus registros son públicos y se pueden consultar en http://www.himalayandatabase.com garantizando la continuidad de su labor que realiza un equipo de personas que dirige la periodista alemana Billi Bierling, hasta hace poco su asistente.