viernes, 31 de mayo de 2019

LA PRIMERA REVOLUCIÓN ECONÓMICA

Me hacía gracia cuando hablaba con Vicente, (el mismo con el que debatí acerca de "El combustible del futuro"), la cantidad de veces que hacía alusión al momento de la historia en la que el hombre cambió sus hábitos de cazador-recolector a ganadero-agricultor, allá por el año 8000 a.C. Para él venía a ser el momento en el que el hombre empezó a dejar de ser libre. Y no estaba equivocado, aunque ese cambio de hábitos haya conllevado lo que hemos venido a denominar progreso.
Parece ser que hay una especie de consenso entre los historiadores en que los pueblos cazadores y recolectores que contaban en su entorno con recursos suficientes dedicaban muy poco tiempo al trabajo. Sus días transcurrían en un ocio casi interminable. Cuando la comida se terminaba, se turnaban para salir del poblado a recolectar, cazar o pescar lo suficiente para unos días más. Como la comida era abundante y no había forma de almacenarla mucho tiempo ni manera de prohibir el acceso a ella, no se necesitaba jerarquía, ni impuestos, ni fuerzas de seguridad. Los conflictos se resolvían de diversos modos, casi siempre pacíficos. La no existencia de bienes materiales, (salvo los de uso personal), generaba que no hubiese tampoco motivos para enfrentamientos serios. Evidentemente, los asentamientos no eran muy grandes y raramente se llegaba a más de cien individuos por lo que la solidaridad y el cooperativismo eran valores muy extendidos en esas pequeñas sociedades.
Bien distinta, como la experiencia nos ha enseñado, es el proceder en las sociedades que se basaron en la ganadería y la agricultura. Si bien es cierto que eso provocó un importante incremento demográfico y la posibilidad de asentamientos permanentes, debido a que los alimentos estaban asegurados, acabó generando el tener que renunciar a mucho tiempo de ocio por las necesidades de trabajo que generan el mantenimiento del ganado y las tareas de labranza, la construcción de viviendas estables, centros de almacenaje y crianza, así como de las infraestructuras necesarias que ambas actividades llevan implícitas, incluyendo los elementos de defensa para defender ganado y cosecha de las distintas agresiones externas. Todo ello, conllevó la creación de la propiedad privada y de la organización social y estatal, acabó provocando el surgimiento de clases sociales y desigualdad social, así como disputas por las propiedades privadas, creación de elementos de defensa comunes y de legislación para resolver los conflictos.
Así surgieron las primeras civilizaciones, con su más o menos compleja organización. Ni qué decir tiene, que igual que aparecen los primeros lenguajes escritos, la creación de tejidos y herramientas, la comercialización de excedentes ó la especialización, también aparecen las primeras guerras, la esclavitud y el sometimiento de unos pueblos por parte de otros.
Parece ser que el hombre se hizo ganadero y agricultor porque se vio avocado a ello, ya que es muy probable que, en aquellos lugares donde existían las especies vegetales y animales adecuadas, como cereales y ovinos, conociera desde mucho tiempo antes la manera de cultivar y criar ganado. Si no lo hizo, fue porque no tenía necesidad. La caza y la recolección le ofrecían una forma de vida mucho más cómoda y relajada. Pero hace unos doce milenios, en determinadas zonas del planeta, se produjo un importante aumento demográfico, que unido a un inesperado cambio climático provocó la escasez de recursos vegetales que provocó que la caza mayor comenzara a escasear. El hombre hubo de subsistir cazando presas más pequeñas, recolectando frutos y raíces que antes habían despreciado, recogiendo marisco y ofreciendo a otros grupos lo que les sobraba para obtener de ellos los recursos que no estaban a su alcance. Aún así, esto no fue suficiente por lo que hubo de incrementar los recursos a su disposición, de modo que se vio forzado a poner en práctica las técnicas que, con seguridad, conocía desde mucho antes, pero que hasta el momento nunca había necesitado. Contra su voluntad, y no por gusto, como creían los optimistas historiadores decimonónicos, la humanidad empezó a cultivar la tierra y a cuidar ganado. La historia de las civilizaciones daba así sus primeros pasos.
Desde entonces hasta nuestros días ya sabemos lo que sucedió. Es la historia documentada. Continuamente el hombre ha sometido al hombre, al principio mediante la fuerza bruta, posteriormente con la fuerza económica, pero la historia se ha ido repitiendo y los poderosos siempre han podido con los débiles y los han sometido para su beneficio propio, al principio mediante el esclavismo o el vasallaje, posteriormente mediante el control del poder de los estados ejercido por parte de las clases pudientes para la obtención de una legislación de conveniencia. El caso es que desde el origen de las civilizaciones, el hombre ha estado buscando continuamente su libertad. Esa libertad arrebatada a partir de la Primera Revolución Económica que fue la que le convirtió en ser civilizado y sometido por lo tanto a la imposición de vivir en sociedades más grandes y complejas con distintas legislaciones que no siempre fueron justas sino, más bien, impuestas.
Se podría decir que en los tiempos actuales el hombre habría conquistado grandes porciones de esa libertad perdida, sin embargo, siempre ha de luchar contra las intenciones de los más pudientes, que intentan recortar esos logros según se van produciendo, aprovechando cualquier situación ventajosa que surja para modificar las legislaciones vigentes en beneficio propio. La lucha de clases siempre ha existido de una u otra forma. Las clases altas siempre han sido una pequeña porción de la sociedad, pero han sido las que han dominado y, cuando han podido, sometido al resto de las población.
Esto se ha visto potenciado en la medida de que la humanidad, a lo largo de su historia, siempre se ha decantado por sacrificar parte de su libertad para incrementar su seguridad, tanto personal como económica. Otro factor importante siempre fue el sistema económico. El capitalismo, implantado actualmente en la práctica totalidad del mundo, es un sistema que siempre se basó en la obtención de capital mediante la explotación de todos los recursos disponibles. Su triunfo se debió a la explotación realizada por parte de unos pocos países pudientes sobre el resto, así como la misma explotación de las clases más pudientes sobre las menos favorecidas. Su variante más moderna es aún más cruel, ya que el neoliberalismo lo que siempre pretendió, y últimamente está consiguiendo, es la desregularización de todo tipo de legislación sobre actividades económicas para lograr así completa libertad de movimiento y que sean los flujos de dinero los que impongan las políticas y la legislación a todo aquel que quiera acceder a él. Detrás de todas esas maniobras, siempre han estado las mismas manos, es el sometimiento de los débiles por parte de los fuertes. En eso sí que no ha cambiado nada desde doce mil años, salvo que la vida en sociedad nos ha hecho menos libres.