La primera vez que vi una carrera
de Fórmula 1 fue el G.P. Portugal de 1984 donde Niki Lauda y Alain Prost se
jugaban el Mundial. Desde entonces la seguí año tras año, a pesar de que
algunos años no se televisó en España.
De las muchas carreras que
recuerdo, la que más me impactó fue el Gran Premio de San Marino de 1994,
disputado en el circuito de Ímola. Vi como Ayrton Senna, (tricampeón del
Mundo), estrellaba su Williams contra un muro de protección a 320 km/h tras
salirse en la curva de Tamburello por la rotura de la barra de dirección de su
monoplaza. Falleció horas después a causa del fuerte traumatismo craneal
producido en el choque. El día anterior también había fallecido el piloto
austriaco Roland Ratzenberger en la segunda sesión de entrenamientos, tras
chocar casi frontalmente a 315 km/h contra la barrera de protección. Esa fue
la última carrera de Fórmula 1 con víctimas mortales y, también, la muerte más
mediática de la Fórmula 1.
El primer piloto que murió en un
Gran Premio de Fórmula 1 fue el estadounidense Carl Scarborough. Lo hizo por
hipertermia en la disputa de las 500 millas de Indianápolis de 1953, que estuvieron incluidas en el campeonato de
Fórmula 1 desde 1950 hasta 1960. Dos semanas antes, su compatriota Chet Miller había fallecido tras un accidente en las sesiones
prácticas. Seis pilotos más fallecerían durante las seis ediciones siguientes
de este Gran Premio, entre ellos Bill Vukovich en 1955, en un choque en cadena
cuando lideraba la carrera que había ganado las dos ediciones anteriores, justo
cuatro días después de la desaparición del italiano Alberto Ascari, (bicampeón
del mundo), que estrelló un Ferrari que estaba probando en el circuito italiano
de Monza. Un año antes, el piloto argentino Onofre Marimón falleció en el acto
tras accidentarse con su Maserati en el circuito de Nurburgring durante los
entrenamientos del G.P. de Alemania.
El 6 de Julio de 1958, el
italiano Luigi Musso murió tras accidentarse con un Ferrari en el G.P. de
Francia. Un mes después lo hacía su compañero de equipo, el británico Peter
Collins, tras un accidente en el G.P. de Alemania. Ambos iban terceros en el
Mundial cuando murieron. Y en el último G.P. de esa temporada disputado en
Casablanca (Marruecos), el británico Stuart Lewis-Evans sufrió graves
quemaduras al arder su bólido en el arcén después de que se hubiera retirado de
la carrera por problemas mecánicos. Falleció una semana después como
consecuencia de dichas quemaduras.
Dos años después, el 19 de Junio
de 1960, en el Gran Premio de Bélgica disputado en el circuito de
Spa-Francorchamps, dos pilotos británicos Chris Bristow y Alan Stacey fallecieron
en sendos accidentes ocurridos en las vueltas 19 y 24 respectivamente en la curva
de Burnenville.
Al año siguiente, el 10 de septiembre de 1961, se
produjo el accidente más grave de la historia de la Fórmula 1. El alemán Wolfgang
Von Trips partía con la “pole-position” e iba líder del Mundial. Si subía al
pódium del G.P. de Italia se proclamaba campeón del mundo a falta de una
carrera. En la segunda vuelta el escocés Jim Clark tocó con su Lotus al Ferrari
del alemán, que fue a chocar con una tribuna del circuito de Monza, en la que
además de él, fallecieron 15 espectadores. Parece ser que a Wolfgang Von Trips
el destino le deparaba lo inevitable, puesto que el mismo día de su muerte iba
a coger un avión rumbo a Estados Unidos, (para preparar el último G.P.), que se
estrelló sobre Escocia. Acabó siendo subcampeón del mundo a título póstumo tras
su compañero de equipo el estadounidense Phil Hill.
En 1964, el holandés Carel Godin
de Beaufort falleció como consecuencia del accidente sufrido en los
entrenamientos del G.P. Alemania. Dos años después, nuevamente el circuito
alemán de Nurburgring fue escenario de un accidente mortal, pues el británico John
Taylor chocó en la primera vuelta contra el Matra del belga Jacky Ickx,
incendiándose su Brabham. Falleció cuatro semanas después como consecuencia de
las quemaduras. También a consecuencia de las quemaduras sufridas tras sufrir
un accidente, el italiano Lorenzo
Bandini con Ferrari en 1967 y el francés Jo Schlesser con Honda en 1968
perdieron la vida tras estrellar sus coches en Mónaco y Rouen (Francia)
respectivamente, mientras que en 1970, el británico Piers Courage corrió el
mismo destino después de que su coche explotara tras chocar al salirse de la
pista del circuito holandés de Zandvoort.
El 5 de Septiembre de 1970 el
líder del Mundial, el austriaco Jochen Rindt estrelló contra un muro su Lotus en
las pruebas previas a la disputa en Monza del Gran Premio de Italia. Fue el
primer campeón del mundo a título póstumo, ya que en las cuatro carreras
restantes nadie logró superarle. Había ganado cinco carreras en ese año.
El 29 de Julio de 1973, el
británico Roger Williamson murió asfixiado después de que el coche se
incendiara tras un accidente en el G.P. de Holanda. Poco más de dos meses
después fue el francés François Cevert quien falleció debido al accidente en
las rondas de clasificación del G.P. de Estados Unidos, (último del Mundial),
cuando luchaba por conseguir la "pole" en una carrera en la que se
jugaba el subcampeonato del Mundo. Al año siguiente fueron el estadounidense Peter
Revson en Kyalami (Sudáfrica) y el austriaco Helmut Koinigg en Nueva York (Estados
Unidos) quienes fallecieron tras estrellarse contra las protecciones de la
pista. Otro estadounidense, Mark Donohue, fallecería en 1975 como consecuencia
de las heridas sufridas en un choque en el G.P. de Austria.
En 1976, el líder del Mundial y
vigente campeón del Mundo, el austriaco Niki Lauda, estuvo a punto de morir,
(incluso recibió la extremaunción), a consecuencia de las quemaduras producidas
al incendiarse su coche en el Gran Premio de Alemania tras sufrir un accidente
que le dejaron secuelas físicas de por vida. Dicho accidente le privó de ganar
su segundo título mundial, que ganó al año siguiente. Un año después, el galés Tom
Pryce falleció en la pista sudafricana de Kyalami cuando le golpeó el extintor
de un bombero, al que atropelló y mató en la recta principal del circuito, que
se disponía a socorrer a su compañero de equipo, el italiano Renzo Zorzi cuyo
monoplaza humeaba.
El 11 de Septiembre de 1978, el
sueco Ronnie Peterson murió 24 horas después de sufrir un grave accidente en
una caótica salida en una pista de Monza durante el G.P. de Italia, en la que
había ganado en tres ocasiones. Fue subcampeón mundial a título póstumo.
El 8 de Mayo de 1982, el
canadiense Gilles Villeneuve falleció en el acto durante la jornada de
clasificación al colisionar con otro coche y salir despedido tras estrellarse
contra un muro del circuito de Zolder (Bélgica). Un mes después, falleció el
italiano Riccardo Paletti al estrellarse contra el Ferrari del francés Didier
Pironi, que se había quedado parado en la salida del G.P. de Bélgica.
Curiosamente, el propio Didier Pironi tuvo, esa misma temporada, un gravísimo
accidente en los entrenos del G.P. de Alemania que le privó de ganar un título
mundial que tenía casi en el bolsillo y le apartó de las pistas durante cuatro
años. Murió en 1987 a causa de un accidente en una carrera motonáutica. Un año
antes, el italiano Elio de Angelis que había disputado más de cien carreras en
Fórmula 1, murió en un accidente durante una sesión de test, en el circuito de Paul
Ricard, (Francia), mientras probaba su Brabham.
La última carrera con víctimas
mortales fue la del ya comentado Gran Premio de San Marino de 1994, disputado
en el circuito de Ímola, aunque Ayrton Senna no fue el último piloto de Fórmula
1 muerto, ya que el pasado 11 de Octubre de 2013 fallecía María de Villota a
consecuencia de las secuelas sufridas tras estrellar su Marussia en unos
entrenamientos del equipo en Julio de 2012.
Sin duda, la muerte de Ayrton
Senna sirvió para mejorar la seguridad de la Fórmula 1. Entonces, la FIA
estableció un grupo de expertos para analizar sistemática y científicamente
cómo hacer que la F1 fuera más segura. Las pruebas de choque se volvieron más
estrictas y se redujo la velocidad. Se reglamentaron los cascos, se mejoraron
las barreras de contención y los circuitos (con cambios en algunos circuitos
antiguos y desfasados y más escapatorias en las pistas) y se modificó el diseño
de los monoplazas. Unos cambios que, sin duda, han servido para no tener que
ver más muertos en pista, a pesar de los últimos accidentes vividos por Felipe
Massa o Robert Kubica.