He estado dos veces en Estados Unidos. La primera estancia fue en Nueva York por un periodo de una semana y la segunda vez fue para recorrer gran parte de los Parques Nacionales de la Costa Oeste durante tres semanas.
Durante la primera estancia
(entre finales de Noviembre y principios de Diciembre) tuvimos temperaturas de
entre 20ºF y 50ºF (de -7ºC a 10ºC) aunque un día llegamos a tener casi 70ºF
(unos 21ºC). Durante la segunda estancia (entre Julio y Agosto) tuvimos de todo.
Desde menos de 40ºF (menos de 5ºC) por la noche en Yosemite o Yellowstone hasta
casi 120ºF (casi 49ºC) en Death Valley (Valle de la Muerte).
El que en Estados Unidos la
temperatura se mida en grados Fahrenheit supone un problema para quien no tiene
referencias en esa escala. Aunque sabiendo que se trata de una escala de 180
grados que va desde 32 hasta 212, solo había que recordar ciertos puntos clave
para poder realizar una traducción rápida por aproximación. Esos puntos eran
32ºF, 50ºF, 68ºF, 86ºF y 104ºF, que se corresponden con 0ºC, 10ºC, 20ºC, 30ºC y
40ºC respectivamente, es decir, cada 10ºC se corresponden con 18ºF y viceversa.
Si hubiera sido más joven hubiera memorizado también 41ºF, 59ºF, 77ºF y 95ºF,
(5ºC, 15ºC, 25ºC, 35ºC y 45ºC), pero demasiado tenía con recordar los primeros,
pues la mayoría de la veces me tocaba calcularlo mentalmente sumando de 18 en
18 desde 32 hasta llegar a la cifra deseada, redondeando los grados sobrantes
en una proporción dos a uno, (realmente es 1,8 a 1) para obtener la cifra
entera que más se acercaba. Este proceso no deja de ser
entretenido, pero realmente puede ser complicado para alguien que no esté acostumbrado al
cálculo mental.
La escala Fahrenheit fue ideada
por el físico polaco de origen alemán Daniel Gabriel Fahrenheit (el inventor
del termómetro de mercurio) en 1717, sin ningún criterio lógico ni científico,
a pesar de que esta escala se ha estado utilizando en la mayoría de los países
anglosajones hasta hace medio siglo. Para su creación, preparó una salmuera con
agua, cloruro de amonio y hielo para tomar como cero el punto de estabilización
de la mezcla. Luego, se cree que tomó como 100ºF la temperatura media corporal,
pero como parece ser que lo realizó en un ligero estado febril, lo rectificó
posteriormente y lo dejó en 96ºF (cuando realmente son unos 98ºF), tras
comprobar que el punto de congelación del agua se situaba en 32ºF. De esta
manera podía calibrar perfectamente su escala ya que 96 es el triple de 32 y 32
es 25, es decir, es divisible cinco veces por dos, lo cual facilita
enormemente la generación de la escala a partir de sucesivas mitades. Luego
calculó que el punto de ebullición del agua es de 212ºF, por lo que publicó que
las escalas de los termómetros que se fabricasen deberían ir de 0ºF a 212ºF.
Se supone que dicha escala fue
concebida para mejorar la escala Romer. Esta escala fue ideada en 1701 por el
astrónomo e inventor danés Ole Christensen Romer (famoso además por ser la
primera persona que calculó la velocidad de la luz, aunque fuera con un error
del 25%), en la cual el cero se correspondía con la temperatura de congelación
de una salmuera que utilizó para calibrar y el 60 correspondía con la
temperatura del punto de ebullición del agua, de tal manera que el punto de
congelación del agua quedaba en 7,5º (un octavo del valor). Al parecer,
Fahrenheit quería evitar temperaturas negativas por lo que la salmuera que
utilizó tenía mayor concentración de sal. La mejora que introdujo en ese
aspecto fue muy leve (0ºRo equivalen a poco más de 6ºF) para el desbarajuste
que produjo.
Afortunadamente, en 1742, el
astrónomo sueco Anders Celsius, ideó una escala centígrada en la que el cero se
correspondería con la temperatura de ebullición del agua y el cien con el punto
de congelación del agua. Tenía la particularidad de que los grados aumentan con
el frío, al igual que la escala Delisle, ideada en 1732 por el astrónomo
francés Joseph-Nicolas Delisle, donde 0ºD se correspondía con la temperatura de
ebullición del agua y 150ºD con el punto de congelación. Ambas escalas, al
igual que la que había propuesto Isaac Newton alrededor de 1700 se basaban en
los puntos de fusión y ebullición del agua, aunque la escala propuesta por
Newton iba de 0 a 33 y los grados aumentaban con el calor. El caso es que
cuando se llevó a la práctica la escala centígrada ideada por Anders Celsius
hubo que invertirla, puesto que los líquidos se dilatan con el aumento de
temperatura y es más intuitivo que el aumento de volumen se corresponda con un aumento de temperatura. Y esta es la escala de temperatura que actualmente se usa en
prácticamente todo el mundo para la medición de temperatura.
Previamente a la escala Celsius
también se había creado la escala Réaumur, que fue ideada en 1731 por el
científico francés René Antoine Ferchault de Réaumur que aprovechando que el
alcohol se dilata un 8% (80 por mil) entre la temperatura de congelación y la
temperatura de ebullición del agua, inventó un termómetro de alcohol que
contendría 1000 partes de alcohol en el punto de congelación del agua y que
pasarían a ser 1080 en la temperatura de ebullición debido a la dilatación, por
lo que, tomando esos dos puntos como referencia, ideó una escala que dividió en
80 partes (0ºR para el punto de congelación y 80ºR para el punto de ebullición).
Esta escala fue muy utilizada en Europa.
Sin embargo, a nivel científico,
quedaba un cabo suelto y es que los puntos de congelación y ebullición varían
con la presión, por lo que estos puntos solo son válidos con la presión de una
atmósfera, la que hay al nivel del mar. Con el aumento de la presión, el punto
de ebullición sube y el punto de congelación baja y viceversa. Es por ello, que
con el aumento de la altitud, al reducirse la presión atmosférica el punto de
ebullición desciende (1ºC por cada 300 metros), y que puede haber tuberías por
las que circule agua líquida a una temperatura muy superior a 100ºC o muy
inferior a 0ºC.
Este cabo suelto lo solucionó en
1848 el físico británico William Thomson, el descubridor de la temperatura más
baja posible, lo que se conoce en la actualidad como cero absoluto. Debido a
que los puntos de congelación y ebullición dependen de la presión, William
Thomson modificó la escala Celsius para que no dependiese de ningún factor. La
variación que introdujo fue fijar el cero de esta nueva escala en la temperatura
más baja posible o temperatura mínima que es capaz de alcanzar cualquier tipo
de materia, (la que él había calculado) dejando los grados del mismo tamaño que
en la escala Celsius. A esta escala la denominó Kelvin (en honor al río que
atraviesa el campus de la Universidad de Glasgow, donde él era profesor docente)
y como el cero absoluto se sitúa en -273,15ºC, solo es necesario sumar o restar
esta cantidad para pasar de una escala a otra, de tal manera que el intervalo 0-100
de la escala Celsius se corresponde con el intervalo 273-373 de la escala Kelvin.
Esta escala es la utilizada por el Sistema Internacional de Unidades, (también
la escala Celsius, aunque como unidad accesoria).
Posteriormente a la creación de
la escala Kelvin, el físico británico William Rankine ideó en 1859 la escala
Rankine, adaptando la escala Fahrenheit al cero absoluto, por lo que 0ºR
equivalen a -459,67ºF.
En la actualidad, solo tres
países continúan midiendo la temperatura utilizando la escala Fahrenheit, Estados
Unidos, Myanmar (antigua Birmania) y Liberia. Son los únicos que continúan
usando el sistema anglosajón de unidades. Un sistema caótico basado en medidas
que descienden incluso de la época de los romanos. Así utilizan unidades como
la milla (unidad de longitud equivalente a unos 1609 metros y que se divide en 1720
yardas, siendo una yarda igual a 3 pies y un pie igual a 12 pulgadas), el galón
(unidad de volumen que equivale a unos 3,79 litros y que se divide en 8
pintas), la libra (unidad de masa que equivale a unos 454 gramos y se divide en
16 onzas) y el acre (unidad de superficie que equivale a 0,4 hectáreas). Este
sistema fue empleado en los países que formaron parte del antiguo Imperio
Británico hasta hace algo más de medio siglo, momento en el que la práctica
totalidad de países adoptaron el Sistema Internacional de Unidades, también
conocido como sistema métrico decimal. Pero en Estados Unidos, a pesar de que
hubo intentos por adoptarlo, todo se fue al traste en el momento en el que
Ronald Reagan retiró de los presupuestos de 1982 cualquier partida para
continuar acometiendo los cambios, dejándolo todo en manos de la iniciativa privada. Y
esos costes no los asumió nadie.