La primera vez que recuerdo haber
oído a Nirvana fue en uno de mis numerosos viajes que hice en autobús desde
Valladolid a Aranda cuando estaba en mi etapa universitaria. Al subir a dicho
autobús desconocía la grata sorpresa que me iba a dar aquel chófer de melena
cardada que se iba a encargar de llevarnos a destino. Fue nada más ponernos en
marcha cuando comenzó a sonar tenuemente una guitarra durante unos segundos irrumpiendo
de repente una potente entrada de golpes de batería que dio paso a unos distorsionados
acordes de guitarra. Era “Smells like teen spirit”, el primer tema del disco
“Nevermind” de Nirvana, y ya no pude prestar atención más que al hilo musical
que me tuvo embaucado durante los casi 50 minutos que dura el disco.
A pesar de la fama que acaparó
Nirvana nada más irrumpir en el panorama musical, yo había desestimado
escucharlos, al igual que había hecho anteriormente con Guns n’ Roses. Yo creo
que han sido las dos injusticias más flagrantes que he cometido en este
respecto, pero fue debido a que no me solían gustar los grupos que irrumpían
con tanta promoción ya que, por entonces, todo lo comercial tenía cierto tufo a
ser más de lo mismo. Por aquel momento, estaba más pendiente de la irrupción del
denominado hard-core melódico, alguno de ellos luego etiquetados como pop-punk,
formado por grupos independientes californianos en su mayoría, abanderados por
Bad Religion y por el sello Epitaph, (Green Day, Pennywise, Rancid, Offspring, The
Mighty Mighty Bosstones o incluso Rage against the Machine, entre otros).
Sin saberlo, me estaba perdiendo
el nacimiento del grunge, un nuevo género dentro del Rock y que no sólo
popularizó el denominado rock alternativo o independiente sino que influyó en
su posterior desarrollo, con sus enérgicas guitarras fuertemente distorsionadas,
sus melodías vocales guturales, sus ritmos repetitivos y sus potentes baterías
predominantes.
No seguí mucho la trayectoria del
grupo, aunque sí que me hice rápidamente con sus discos. El caso es que, como
ya es sabido, el 8 de Abril de 1994, (cuando apenas hacía un par de años que
conocía Nirvana), se anunciaba que su líder Kurt Cobain, había aparecido
muerto. Al parecer murió el 5 de Abril de 1994 por una herida de bala infligida
en la cabeza. Se había suicidado a los 27 años, tan solo cinco días después de
fugarse del centro de desintoxicación en el que había ingresado voluntariamente
para tratar su adicción a la heroína y a otras drogas. Su muerte y las posteriores
manifestaciones y versiones contradictorias de su círculo más cercano crearon
un halo de incertidumbre en torno a su hipotético suicidio, por lo que
automáticamente pasó a formar parte del más que exclusivo “Club de los 27”.
El “Club de los 27” es la
denominación utilizada para referirse a un grupo de iconos o estrellas de la
música que fallecieron a la edad de 27 años en casos relacionados con el abuso
de alcohol y drogas. El término fue acuñado por los medios de comunicación tras
las muertes de Brian Jones, Jimi Hendrix, Janis Joplin y Jim Morrison, todas
ellas acaecidas en el término de dos años exactos, entre 3 de Julio de 1969 y
el 3 de Julio de 1971, y todos ellos a la edad de 27 años. Posteriormente se
incluyó a Robert Johnson, considerado “el abuelo del Rock and Roll”, que
falleció el 16 de agosto de 1938 a esa misma edad, por lo que Kurt Cobain era
el sexto miembro célebre que se unía al club.
Robert Johnson murió envenenado el
16 de agosto de 1938, al parecer por ingestión de whisky mezclado con estrictina
que algún marido cornudo le había preparado, según la versión más cimentada.
Con solo 29 canciones grabadas, se convirtió en muy poco tiempo en una estrella
del blues, siendo versionado posteriormente por artistas de la talla de Eric
Clapton, Rolling Stones o Led Zeppelin entre otros.
Brian Jones, el que fuera guitarrista y multi-instrumentista del
grupo Rolling Stones y miembro más famoso del grupo a principios de los 60, murió
el 3 de Julio de 1969 ahogado en su piscina al mes de haber sido despedido del
grupo y a pesar de ser un excelente nadador. Siempre había abusado de las
drogas y el alcohol y sus excesos públicos le costaron varios arrestos por escándalos
o por tenencia ilegal.
Jimi Hendrix, considerado como uno
de los más grandes guitarristas de la historia, murió el 18 de Septiembre de 1970.
Se ahogó con su propio vómito por broncoaspiración tras perder la consciencia
debido a una ingestión masiva de somníferos, barbitúricos y alcohol.
Janis Joplin, murió el 4 de
Octubre de 1970 por sobredosis de heroína. Caracterizada por su voz y su
espíritu rebelde, fue un símbolo femenino de la contracultura de los 60 y del
movimiento hippie y la primera mujer en ser considerada una gran estrella del
Rock and Roll.
Jim Morrison, líder del grupo The
Doors, murió el 3 de Julio de 1971 tras sufrir un paro cardiaco. Como no le fue
realizada la autopsia no se puede saber con certeza el origen de su muerte y
circulan distintas hipótesis, aunque parece ser que el consumo habitual de
drogas pudiera ser la causa.
Con la muerte de Amy Winehouse el
23 de julio de 2011 al sufrir un colapso debido al síndrome de abstinencia
meses después de someterse a una cura de desintoxicación, se ha incorporado una
nueva celebridad al Club de los 27, la séptima, aunque muchas voces se alzan en contra de su inclusión, al no considerarla como estrella del Rock.
Estos siete no son los únicos, ya que son numerosos los músicos más o menos famosos que pertenecen a este club. No llegan a la popularidad de los
siete nombrados, pero, por citar algún ejemplo más, también pertenecerían a este club Alan Wilson, (líder y
guitarrista de la banda de Rock & Blues Canned Heat), David Michael
Alexander, (el que fuera bajista original del grupo The Stooges, liderado por
Iggy Pop), o Richey James Edwards, (guitarrista del grupo Manic Street
Preachers). Todos ellos murieron también a los 27 y vivieron habituales
episodios de abuso de drogas y alcohol.
Sin embargo, los miembros del
club de los 27 no son las únicas estrellas de la música que murieron
prematuramente, pues hubo quien se quedó por el camino antes incluso que ellos.
En el origen del club se dio la casualidad de que en muy poco espacio de tiempo
desaparecieron de la escena musical cuatro importantes protagonistas del
panorama musical de la época a la misma edad, algo que la prensa no dejó pasar
para crear y alimentar el mito.
Por cierto, se dice que cuando Wendy
O’Connor, madre de Kurt Cobain, se enteró de la noticia del suicidio de su
hijo, lo primero que exclamó fue: “Se ha ido para unirse con ese estúpido
club”. Al parecer Kurt Cobain admiraba el llamado “Club de los 27” y de joven
hablaba a menudo de la “maldición de los 27” en las estrellas de la música. Lo
que sí es cierto es que en su nota de suicidio, Kurt finaliza diciendo “Es
mejor arder que apagarse lentamente”. Todo un alarde del “vivir rápido y morir
joven”.