Cuando era niño, en mi ciudad
natal se había puesto de moda el ir a visitar la ciudad portuguesa de Miranda
do Douro. Cuando sucedió, yo no sabía cuál era el motivo por el que de repente
a un gran número de mis conciudadanos les apetecía visitar esta pequeña ciudad
cuasi fronteriza que dista unos 250 kilómetros de Aranda. Sin embargo, con el
tiempo comprendí que todo esto pudo venir motivado a raíz del hermanamiento
surgido entre las dos ciudades que había sido plasmado el 28 de Junio de 1984. La
inspiración de dicho hermanamiento fue la de la similitud de nombre entre ambas
ciudades, la querencia de entablar un primer hermanamiento por parte de ambas
con otra lo más similar posible y el compartir la ribera del Duero, algo que tanto
Aranda como Miranda lo llevaban reflejado en su nombre en forma de apellido, (¡qué
mejor argumento para ser ciudades hermanas que compartir apellido, partiendo de
un padre común, el Duero!), aparte de las diversas actividades de tipo folclórico
y cultural que se habían venido realizando conjuntamente en años anteriores.
Así se forjó el primer hermanamiento de mi ciudad natal.
Posteriormente, ya siendo
estudiantes de Bachillerato, se realizaron continuos intercambios de
estudiantes con la localidad francesa de Salon-de-Provence, pues por aquel
entonces éramos muchos los estudiantes que cursábamos francés como lengua
extranjera ya que no todos los colegios contaban con profesores de inglés. Estos
intercambios sirvieron de nexo de unión entre ambas ciudades a lo largo de unos
años lo que acabó plasmándose en la firma del protocolo de hermanamiento el día
2 de Mayo de 1992 entre las localidades de Aranda de Duero y Salon-de-Provence.
En Septiembre de 1998, con motivo
de las celebraciones en Santa Cruz de Tenerife del bicentenario del
fallecimiento del General Antonio Gutiérrez, (originario de Aranda de Duero y
que da nombre al principal parque de su ciudad natal), reconocido entre otros
logros por haber repelido el ataque de la Marina Británica dirigida por el almirante
Horacio Nelson a la isla de Tenerife en 1797, se firmó el protocolo de
hermanamiento entre las ciudades de Santa Cruz de Tenerife y Aranda de Duero.
Unos años
más tarde, a partir de Eugenio Muñoz, un
segoviano que veraneaba en la comarca de La Ribera del Duero y que además era
concejal de Frankfurt, ciudad en la que trabajaba, comenzaron a realizarse
algunos intercambios con dicha ciudad incluyendo la visita del
Orfeón Arandino. A partir de su insistencia en el hermanamiento con alguna
ciudad alemana, fructificaron los contactos que gestionó con la ciudad alemana
de Langen, próxima al aeropuerto internacional de Frankfurt. Así, después de
múltiples contactos, visitas e intercambios, el 17 de mayo
de 2006 se firmó el Protocolo de Hermanamiento entre ambas
ciudades.
Casi un año más tarde, el 26 de
abril de 2007, se firma el Protocolo de Hermanamiento con la ciudad estadounidense
de Roseburg (Oregón). Los contactos venían produciéndose desde 2003 a partir de
una iniciativa procedente del alcalde de Roseburg. Eso unido a la insistencia
por parte de Earl Jones, (dueño de la bodega Abacela Winery), que en diversas
visitas a la ciudad promovió los contactos para intercambios de información
entre estudiantes de ambas ciudades, derivó en el hermanamiento entre ambas
ciudades.
Y el 20 de junio de 2008 se firmó
el Protocolo de Hermanamiento con la ciudad francesa de Romorantin-Lanthenay. Este
proceso de amistad se inició en 2006, con motivo de una visita de
representantes arandinos a Langen, ciudad alemana con la que también está
hermanada Romorantin. Los intereses de hacer un hermanamiento a tres bandas
como el que tenían en Langen, (Langen-Romorantin-Long Eaton), el interés de
Romorantin de hermanarse con una ciudad española y la buena sintonía surgida
entre los representantes de ambos municipios permitió que en sólo dos años, a
través de recíprocas visitas y tomas de contacto, fructificara la relación en
forma de un nuevo hermanamiento.
Además, Aranda de Duero tiene un
hermanamiento de cooperación con la ciudad saharaui de Daira de Yderia, que se
firmó a medidos de la década pasada y que promueve acciones solidarias con el
Sáhara por parte de distintas asociaciones arandinas.
La idea del hermanamiento de
ciudades surgió en Europa poco después de la Segunda Guerra Mundial. Existen
diversas instituciones que tienen como principal objetivo fomentar estos
hermanamientos de ciudades buscando en este hecho una reducción de los riesgos
de guerra y sobre todo la realización de vínculos culturales. Sin embargo este
concepto ya existía desde la Edad Media cuando en el siglo XIII las villas de
la Hansa germánica fijaban lazos indestructibles con sus aliados comerciales. El
objetivo de esta idea era aportar a la población europea lazos de unión mayores
y promover proyectos en beneficio mutuo, con la idea de superar conflictos
comunes. Aunque este concepto es mucho más popular en Europa que en otras
partes del mundo, se ha extendido por todos los continentes. Son uniones ideadas
para compartir experiencias y proyectos conjuntos sobre asuntos de interés
común, que van desde la economía, el medio ambiente o la cultura.
La verdad es que si los
hermanamientos entre ciudades sirven realmente para hermanar pueblos, evitar
conflictos internacionales y promover los intercambios culturales entre las
ciudades involucradas, más allá de las buenas intenciones y de las fotos de las
firmas de los protocolos de hermanamiento, bienvenidos sean estos
hermanamientos.