martes, 30 de abril de 2019

LA DEMOCRACIA REPRESENTATIVA

Continuamente escucho a los políticos llenarse la boca en pos de la democracia como el único sistema que ofrece al pueblo la libertad de decidir y que cualquier crítica que aparezca al sistema, sólo puede provenir de seres u organizaciones subversivas. Sin embargo, dentro de la demagogia en la que continuamente está inmersa la clase política, cuando alguno de sus miembros habla de democracia está haciendo referencia al sistema democrático representativo que tenemos establecido, aquel que le otorga a ellos, como representantes del poder político, la capacidad de toma de decisiones, olvidando que hay otros sistemas democráticos en los que el pueblo tiene realmente un mayor poder de decisión, más allá de la elección de sus gobernantes.

Dentro de la democracia representativa o indirecta que, por cierto, es la democracia más usada a nivel mundial, el titular del poder político, que es el pueblo soberano, no ejerce el poder directamente sino por medio de los representantes que ha elegido en función de la legislación vigente, que no siempre hace que esa representación sea proporcional a los deseos de sus ciudadanos.

Sin embargo, el origen de la democracia era mucho más participativa. La democracia participativa o directa que surgió en la Antigua Grecia, era una democracia en estado puro, tal como la vivieron sus fundadores atenienses. Las decisiones las toma el pueblo soberano en asamblea. No existen representantes del pueblo, sino, en todo caso, delegados que se hacen portavoces del pueblo, que únicamente emiten el mandato asambleario. Se trata del tipo de democracia preferido no sólo por los demócratas de la Antigua Grecia, sino también para muchos pensadores modernos y para una buena parte del Socialismo y del Anarquismo.

Actualmente, se distingue un tercer tipo llamado democracia semidirecta que tendría una categoría intermedia entre la participativa y la representativa. En la democracia semidirecta el pueblo se expresa directamente en ciertas circunstancias particulares, básicamente a través de distintos mecanismos como el referéndum, donde el pueblo elige sí o no sobre una propuesta, el plebiscito, donde el pueblo concede o no concede la aprobación final de un cambio normativo, la iniciativa popular, por la cual un grupo de ciudadanos puede proponer la sanción o derogación de una ley, o incluso la destitución popular, donde los ciudadanos pueden destituir a un representante electo antes de finalizado su período.

No deja de ser curioso que cuando la gente sale a la calle a pedir una democracia real, se les tache de destructores del sistema por los mismos que se llenan la boca en pos de la defensa de los valores democráticos. Deberían ser más específicos y decir que ellos defienden la democracia en la que el pueblo soberano sólo tenga la capacidad de decidir a sus gobernantes y no tengan ningún tipo de posibilidad de decisión más allá de ese punto, ya que en una democracia más participativa los ciudadanos tendrían una mayor participación en la toma de decisiones políticas, algo poco interesante e incluso molesto para todo gobernante.

Para mí, la democracia en la que los ciudadanos sólo pueden elegir a sus gobernantes por un período determinado sería algo así como una dictadura provisional, entendiendo dictadura como la potestad que tiene un gobierno para dictar sus normas. Es más, repasando los distintos sistemas electorales de los países democráticos más abanderados, se puede apreciar la no coincidencia entre la representación política electa y los deseos en voto de sus ciudadanos, a parte de la nula participación del pueblo en las decisiones que estos tomarán durante la legislatura. Todos estos sistemas abogan por premiar a los partidos más votados con una representación mayor aún que la que les ha correspondido. Incluso en otros sistemas, aquellos en los que hay dos rondas de votación, lo que se elige es un representante único. Todo ello viene motivado por el deseo de una elección de gobiernos estables, es decir, gobiernos que puedan tener poder de decisión irrevocable, aunque para ello haya que darles esos privilegios solamente por ser los partidos más votados, sin importar que con menos de un tercio del consenso universal puedan tener poder absoluto de decisión en el período otorgado.

Lo que me pregunto es si quiere todo eso decir que se considera que la dictadura es la forma de gobierno más estable y, por ello, a la hora de transformar nuestros votos en escaños parlamentarios estos se rigen por normativas que facilitan este tipo de imposiciones gubernamentales cada cuatro años. Parece, por tanto, hipócrita el abanderarse en defensa de un sistema con criterios como que los políticos son los representantes del pueblo, cuando el propio sistema favorece gobiernos en mayoría absoluta merced al apoyo de la minoría más numerosa. No parece que los sistemas democráticos vigentes lo sean tanto como parecen.

Revisando las democracias establecidas en la casi totalidad de los estados democráticos que conforman el mundo, la única forma de democracia imperante es la democracia representativa y dentro de este tipo de democracia, la liberal, muy a semejanza de la instaurada en los Estados Unidos a finales del siglo XVIII es la predominante, aunque también  existe la socialdemocracia instaurada principalmente en los estados escandinavos. Ésta sería una versión de la democracia representativa en la que se recurre a la regulación estatal y a la creación de programas y organizaciones patrocinados por el Estado, para atenuar o eliminar las desigualdades e injusticias sociales que existirían en la economía libre y el capitalismo. La socialdemocracia se apoya básicamente en el sufragio universal, la noción de justicia social y un tipo de Estado denominado Estado de Bienestar.

¡Qué curioso! Todo ello es democracia, sin embargo, las diferencias son bastante grandes entre unas modalidades y otras. Por otro lado, aquellos que abogan por un sistema más democrático, en la que el pueblo soberano tenga una participación más directa en la toma de decisiones, son calificados por los representantes del propio sistema como anti-demócratas, anti-sistema o enemigos del Estado, cuando precisamente lo que están pidiendo es más democracia, pues consideran que este sistema actual está a mitad de camino entre la dictadura y lo que sería una democracia plena.

Puede ser que a los poderes fácticos no les interese que sea el pueblo soberano el que decida y legisle, sino que sean unos representantes de estos, pues así es mucho más fácil influir en la toma de decisiones. Siempre es mucho más fácil hacer cambiar de parecer a un grupo reducido de representantes populares que a toda una nación.

En fin, que como bien es sabido hay varios modelos democráticos y el imperante en la mayor parte de los países del mundo es aquella democracia que menor poder de decisión le otorga al pueblo. Espero que los representantes políticos dejen de dar clases de democracia, sobre todo cuando hacen comentarios acerca de gente que lucha por una mayor y mejor democracia, aquella en la que el pueblo soberano tenga mayor poder de decisión y no esté a merced de unos candidatos elegidos por la minoría más numerosa, a partir de unas listas cerradas dentro de los organigramas de los partidos mayoritarios.