miércoles, 19 de septiembre de 2012

EL CONCEPTO DEL AMOR

No deja de ser curioso ponerse a hablar acerca del amor, (entiéndase como el amor entre los protagonistas de una pareja enamorada), con tu ex pareja, la misma persona con la que había compartido más de dos años de mi vida. Así fue y un par de meses después de haber terminado nuestra relación sentimental, ambos estábamos intercambiando opiniones acerca de por qué se quiere a alguien o de por qué nos enamoramos y desenamoramos.
Nosotros siempre nos habíamos definido como una pareja confluente. Para quien no esté docto en el término, el amor confluente es aquel en el que las personas se sienten íntegras y completas por sí solas y las relaciones en las que se involucran vienen a aportarles satisfacción sexual, afectiva y emocional, dándole mayor importancia a la asociación voluntaria. Surge de la mano de las transformaciones sociales que implicó la revolución sexual, como la anticoncepción, la aceptación de la homosexualidad, la mejora relativa de la posición de la mujer en la sociedad y la necesidad de lograr la igualdad entre géneros, la legalización del divorcio o las transformaciones en la familia, entre otras, incluyendo una igualdad en la pareja en cuanto a la idea del dar y recibir a partes iguales. Surgió como contraposición al amor romántico que había de ser para toda la vida, exclusivo, posesivo, incondicional e implicaba un elevado grado de renuncia por parte de ambos miembros ya que en el amor romántico las personas sienten que no están completas sin la persona amada, (la idea de la “media naranja”) llegándose a renunciar a todo por el otro, ya que partiendo de su propia insuficiencia, se desea el encuentro y unión con aquel que se cree ser el complemento para su existencia. Se puede decir que la gran mayoría de las parejas surgidas en los últimos veinte años en nuestro país se rigen por esta concepción de pareja, (la del amor confluente), aunque algunas tengan ciertos matices del amor romántico.
Pero, ¿qué es el amor? Llegar a una conclusión entre tanta literatura barata al respecto es más que complicado y una de las cosas más complicadas que conozco es expresar públicamente nuestras emociones y sentimientos. Aún así lo intentamos y llegamos a una primera conclusión de que se quiere a alguien que nos aporta felicidad y deseo, independientemente de los orígenes de dichos sentimientos, por lo que el amor vendría a ser todo ese compendio de sentimientos hacia otra persona que nos aporta felicidad y deseo. Podríamos haberlo complementado con admiración o con alguno de los preludios del amor romántico, como podría ser la previsión de infinitud de dicho sentimiento en el momento en el que se tiene, pero eso ya era dificultar nuestro nuevo camino hacia la búsqueda por separado de una nueva pareja.
Busqué ideas y opiniones ajenas, pues aunque tengo experiencias como para saber del tema, es bueno saber qué piensa el resto de la gente. Os recomiendo que no lo intentéis. La gente no sabe describir el amor o no se atreve a describir sus emociones y sentimientos delante de otra persona, y se van a preocupar por tu estado emocional si les haces dicha pregunta. Después de las respuestas recibidas encontré el origen de “Si quieres a alguien y no sabes por qué, eso es amor”, frase que sirve de definición a la interpretación de la cultura popular. Es una manera de definir lo que casi nadie sabe o quiere describir. Pero el problema es que yo quiero saber el por qué se quiere a alguien, sin buscar en la poesía pues ésta suele ser una manifestación de la belleza, lo que me manipularía una posible visión objetiva. Seguramente estaba indagando en las razones de mis anteriores fracasos sentimentales y seguramente también cuando nos pusimos a hablar mi ex pareja y yo acerca del tema buscábamos una razón a nuestro desenlace. Pero sí que tenía un interés real en saber cómo lo veía el resto de la gente con la que no había tenido lazos afectivos tan fuertes.
Sí que puedo llegar a la conclusión de que el amor es un sentimiento basado en la atracción de un sujeto hacia otro. Es más, creo que es dicho sentimiento el que provoca felicidad y deseo, e incluso admiración, aunque esto último, por lo que he visto, sólo en algunos casos. Por lo tanto, cuando se quiere a alguien es porque nos aflora este sentimiento.
Me vino el recuerdo de mi época universitaria y de las tertulias diarias de sobremesa que surgían entre los cinco compañeros de aquel piso que compartíamos en la Plaza Poniente de Valladolid con los asiduos visitantes que teníamos. Yo, por entonces, venía a decir que el amor era un cúmulo de intereses que satisfacer con otra persona, como cubrir necesidades físicas y afectivas que no se pueden cubrir con los amigos. Lo basaba todo en el deseo que nos empujaba a la atracción hacia otra persona y que lo que llamábamos amor no era más que la canalización de ese deseo o atracción. Llegué a comparar dicha atracción con un antojo, refiriéndome a dicho deseo, lo que acabó siendo la comidilla de todos los amigos del momento. A partir de entonces, yo no enamoraba ni me sentía atraído por alguien, “me antojaba”, según todos ellos. Evidentemente, me refería a la atracción que surge por alguien cuando aún no han aflorado los sentimientos más sólidos hacia otra persona, posiblemente influenciado por mi alta tasa hormonal, propias de la edad, y por las cortas y escasas relaciones de pareja que había tenido por entonces. Aún así, me sorprendió comprobar lo acertado que estaba por entonces acerca de mi definición del amor, si obviamos “la comidilla del antojo”, por lo efímero de éste. Sólo me faltaba apuntar a la felicidad que se ha de obtener por el hecho de estar con la persona que nos sentimos atraídos o a la que deseamos. Seguramente lo obvié porque era lo suficientemente feliz, como para andar buscándola, pero creo que es la clave del amor, un sentimiento que se tiene hacia otra persona que nos aporta felicidad, independientemente del tipo de sentimiento y del grado de felicidad.
No sé si tengo la definición exacta, pero puedo decir que buscamos el amor, porque buscamos la felicidad. El problema surge al definir el concepto de felicidad, pues la felicidad es un estado de ánimo y no existe la felicidad plena, sino los momentos felices. Pero, el amor no puede ser sólo un simple estado de ánimo. No se habrían escrito tantos textos acerca de un estado de ánimo, por muy maravilloso que este pudiera ser.
Es por ello, que se podría definir el amor como un sentimiento que nos provoca numerosos momentos felices con alguien por el que nos sentimos atraídos y deseamos. La manera en la que se lleve a cabo es algo muy personal, pues los sentimientos y los estados de ánimo son conceptos muy personales.
En definitiva, que estoy dispuesto a seguir buscando una definición más exacta del amor y lo intentaré hacer con la experiencia, que al fin y al cabo, es la madre de la sabiduría, según Leonardo da Vinci, aunque también es el nombre que damos a nuestras equivocaciones, según Oscar Wilde. Los genios pocas veces ayudan salvo que el que más sepa sea el que más se ha equivocado.

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