jueves, 25 de septiembre de 2014

EL CLUB DE LOS 27

La primera vez que recuerdo haber oído a Nirvana fue en uno de mis numerosos viajes que hice en autobús desde Valladolid a Aranda cuando estaba en mi etapa universitaria. Al subir a dicho autobús desconocía la grata sorpresa que me iba a dar aquel chófer de melena cardada que se iba a encargar de llevarnos a destino. Fue nada más ponernos en marcha cuando comenzó a sonar tenuemente una guitarra durante unos segundos irrumpiendo de repente una potente entrada de golpes de batería que dio paso a unos distorsionados acordes de guitarra. Era “Smells like teen spirit”, el primer tema del disco “Nevermind” de Nirvana, y ya no pude prestar atención más que al hilo musical que me tuvo embaucado durante los casi 50 minutos que dura el disco.

A pesar de la fama que acaparó Nirvana nada más irrumpir en el panorama musical, yo había desestimado escucharlos, al igual que había hecho anteriormente con Guns n’ Roses. Yo creo que han sido las dos injusticias más flagrantes que he cometido en este respecto, pero fue debido a que no me solían gustar los grupos que irrumpían con tanta promoción ya que, por entonces, todo lo comercial tenía cierto tufo a ser más de lo mismo. Por aquel momento, estaba más pendiente de la irrupción del denominado hard-core melódico, alguno de ellos luego etiquetados como pop-punk, formado por grupos independientes californianos en su mayoría, abanderados por Bad Religion y por el sello Epitaph, (Green Day, Pennywise, Rancid, Offspring, The Mighty Mighty Bosstones o incluso Rage against the Machine, entre otros).

Sin saberlo, me estaba perdiendo el nacimiento del grunge, un nuevo género dentro del Rock y que no sólo popularizó el denominado rock alternativo o independiente sino que influyó en su posterior desarrollo, con sus enérgicas guitarras fuertemente distorsionadas, sus melodías vocales guturales, sus ritmos repetitivos y sus potentes baterías predominantes.

No seguí mucho la trayectoria del grupo, aunque sí que me hice rápidamente con sus discos. El caso es que, como ya es sabido, el 8 de Abril de 1994, (cuando apenas hacía un par de años que conocía Nirvana), se anunciaba que su líder Kurt Cobain, había aparecido muerto. Al parecer murió el 5 de Abril de 1994 por una herida de bala infligida en la cabeza. Se había suicidado a los 27 años, tan solo cinco días después de fugarse del centro de desintoxicación en el que había ingresado voluntariamente para tratar su adicción a la heroína y a otras drogas. Su muerte y las posteriores manifestaciones y versiones contradictorias de su círculo más cercano crearon un halo de incertidumbre en torno a su hipotético suicidio, por lo que automáticamente pasó a formar parte del más que exclusivo “Club de los 27”.

El “Club de los 27” es la denominación utilizada para referirse a un grupo de iconos o estrellas de la música que fallecieron a la edad de 27 años en casos relacionados con el abuso de alcohol y drogas. El término fue acuñado por los medios de comunicación tras las muertes de Brian Jones, Jimi Hendrix, Janis Joplin y Jim Morrison, todas ellas acaecidas en el término de dos años exactos, entre 3 de Julio de 1969 y el 3 de Julio de 1971, y todos ellos a la edad de 27 años. Posteriormente se incluyó a Robert Johnson, considerado “el abuelo del Rock and Roll”, que falleció el 16 de agosto de 1938 a esa misma edad, por lo que Kurt Cobain era el sexto miembro célebre que se unía al club.

Robert Johnson murió envenenado el 16 de agosto de 1938, al parecer por ingestión de whisky mezclado con estrictina que algún marido cornudo le había preparado, según la versión más cimentada. Con solo 29 canciones grabadas, se convirtió en muy poco tiempo en una estrella del blues, siendo versionado posteriormente por artistas de la talla de Eric Clapton, Rolling Stones o Led Zeppelin entre otros.

Brian Jones, el que fuera guitarrista y multi-instrumentista del grupo Rolling Stones y miembro más famoso del grupo a principios de los 60, murió el 3 de Julio de 1969 ahogado en su piscina al mes de haber sido despedido del grupo y a pesar de ser un excelente nadador. Siempre había abusado de las drogas y el alcohol y sus excesos públicos le costaron varios arrestos por escándalos o por tenencia ilegal.

Jimi Hendrix, considerado como uno de los más grandes guitarristas de la historia, murió el 18 de Septiembre de 1970. Se ahogó con su propio vómito por broncoaspiración tras perder la consciencia debido a una ingestión masiva de somníferos, barbitúricos y alcohol.

Janis Joplin, murió el 4 de Octubre de 1970 por sobredosis de heroína. Caracterizada por su voz y su espíritu rebelde, fue un símbolo femenino de la contracultura de los 60 y del movimiento hippie y la primera mujer en ser considerada una gran estrella del Rock and Roll.

Jim Morrison, líder del grupo The Doors, murió el 3 de Julio de 1971 tras sufrir un paro cardiaco. Como no le fue realizada la autopsia no se puede saber con certeza el origen de su muerte y circulan distintas hipótesis, aunque parece ser que el consumo habitual de drogas pudiera ser la causa.

Con la muerte de Amy Winehouse el 23 de julio de 2011 al sufrir un colapso debido al síndrome de abstinencia meses después de someterse a una cura de desintoxicación, se ha incorporado una nueva celebridad al Club de los 27, la séptima, aunque muchas voces se alzan en contra de su inclusión, al no considerarla como estrella del Rock.

Estos siete no son los únicos, ya que son numerosos los músicos más o menos famosos que pertenecen a este club. No llegan a la popularidad de los siete nombrados, pero, por citar algún ejemplo más, también pertenecerían a este club Alan Wilson, (líder y guitarrista de la banda de Rock & Blues Canned Heat), David Michael Alexander, (el que fuera bajista original del grupo The Stooges, liderado por Iggy Pop), o Richey James Edwards, (guitarrista del grupo Manic Street Preachers). Todos ellos murieron también a los 27 y vivieron habituales episodios de abuso de drogas y alcohol.

Sin embargo, los miembros del club de los 27 no son las únicas estrellas de la música que murieron prematuramente, pues hubo quien se quedó por el camino antes incluso que ellos. En el origen del club se dio la casualidad de que en muy poco espacio de tiempo desaparecieron de la escena musical cuatro importantes protagonistas del panorama musical de la época a la misma edad, algo que la prensa no dejó pasar para crear y alimentar el mito.

Por cierto, se dice que cuando Wendy O’Connor, madre de Kurt Cobain, se enteró de la noticia del suicidio de su hijo, lo primero que exclamó fue: “Se ha ido para unirse con ese estúpido club”. Al parecer Kurt Cobain admiraba el llamado “Club de los 27” y de joven hablaba a menudo de la “maldición de los 27” en las estrellas de la música. Lo que sí es cierto es que en su nota de suicidio, Kurt finaliza diciendo “Es mejor arder que apagarse lentamente”. Todo un alarde del “vivir rápido y morir joven”.

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