martes, 10 de julio de 2012

LA ÚLTIMA VEZ

Hace bien poco viví una experiencia que estoy casi seguro que va a ser la última vez que la viva. Normalmente, cuando hacemos algo o estamos en algún lugar no pensamos en que pudiera ser la última vez que la vivamos o la última vez que estemos allí, porque pensamos en la fácil posibilidad de repetir la experiencia o en la permanencia e invariabilidad de los lugares, aparte de que sólo nos lo podríamos plantear si la experiencia vivida o el lugar en el que estamos nos produce placer o buenos recuerdos. El caso es que como era más que consciente de que las posibilidades de repetir esa experiencia eran nulas, la viví con total intensidad, disfrutando enormemente del momento. Un gran momento, puesto que la nostalgia ya la había dejado de lado en el momento de la consciencia de que pudiera ser la última vez.
Esto me llevo, de repente a la ultra-repetida frase “Vive cada día como su fuera el último”, que yo modificaría a “Vive cada momento como si pudiera ser el último”, puesto que creo que el ser humano no está capacitado para vivir cualquier día como si fuera el último de su vida, ya que acabaría siendo víctima de la ansiedad en pocos días, incluso horas. Sí que estoy de acuerdo en vivir los momentos con intensidad, pero creo que todo tiene un punto de equilibrio y no hay ser humano preparado para vivir absolutamente todos los días de su vida con esa intensidad.
Una vez que aquel momento terminó y aún seguía disfrutando de su intensidad y su recuerdo reciente, comencé a recordar otros momentos en los que había disfrutado de una sensación idéntica, debido a que muy pocas veces somos conscientes que estamos delante de una experiencia que no volveremos a repetir. Recordé, casi al instante, mi último día de universidad, el instante en el que salía por la puerta de la Facultad de Nuevas Tecnologías de la Universidad de Valladolid con mi proyecto Fin de Carrera recientemente entregado y satisfactoriamente evaluado. Me vino el flash en el que según me alejaba, paré, miré atrás y me puse a observar el edificio en el que había concluido una experiencia de más de seis años, con momentos interesantes, divertidos y tortuosos (estos últimos acentuados por  la Ley de Reforma Universitaria). En este caso la sensación que percibí fue de triunfo y de dejar atrás una etapa que no quería volver a repetir, pero también fue muy aliviante experimentar dicha sensación, una despedida que tanto había deseado que llegase de esa manera. Algo parecido me pasó poco antes al abandonar el piso en el que había vivido toda esa época con mis entrañables compañeros de viaje, aunque en ese momento la sensación fue satisfactoria por la cantidad de experiencias y momentos felices vividos, siendo la despedida muy nostálgica. Me vinieron otros recuerdos, como cuando cambié de trabajo, acabé el Instituto o abandoné mi pisito de Montmartre de vuelta para España después de seis meses trabajando en París. Posteriormente, recordé otros vividos con menor intensidad o con mayor amargura, estos últimos estaban totalmente influenciados por momentos nada gratos, en el que eres consciente de que es la última vez que vas a ver algo o estar con alguien muy a pesar tuyo.
De todos estos momentos, se puede ser consciente cuando se realiza un cambio importante en la vida o cuando se cierra una etapa para comenzar otra, bien por necesidad, por obligación, por circunstancias o porque el ciclo de la vida y la sociedad suelen marcar unas pautas que casi todos seguimos y nos lleva a lugares y situaciones diferentes. Sólo somos conscientes de ello cuando vislumbramos un cambio importante, pero no cuando los cambios son sutiles, relativos o progresivos. En el primer caso se puede tener consciencia de que pudiera darse el caso de que no se volviese a repetir la situación, el momento o el lugar en el que estamos, tanto para bien como para mal, así como otros relacionados con el entorno o el condicionamiento. En el segundo caso, no se suele ser consciente hasta que se echa la vista atrás y se comprueba que las circunstancias son muy diferentes a las anteriormente dadas, que éstas han ido cambiando progresivamente y que es muy difícil (o, en casos extremos, imposible), que se vuelvan a dar ciertas circunstancias o condicionantes para repetir esas vivencias, puesto que nunca sabemos lo que depara el futuro y sin tener en cuenta circunstancias dramáticas, todos podemos recordar la última vez que vimos a una persona importante o a la que teníamos mucho afecto, que llevamos tiempo sin ver y que podría ser que por las circunstancias tanto de uno como de otro no volvamos a ver nunca y sin embargo el última día que lo vimos no percibimos que fuera a ser nuestro último momento juntos. Seguramente, de haberlo sabido, el comportamiento de ambos seguramente hubiera sido diferente.
Igualmente pasa con ciertos lugares donde se vivieron experiencias muy gratas y que, aunque podamos volver al lugar de la acción, o acciones, éstas serán totalmente diferentes, por los condicionantes y los protagonistas con los que se vivieron dichas vivencias. La mayoría de las veces, aunque el entorno sea idílico y sólo la simple estancia nos produzca felicidad, suelen ser los protagonistas y el entorno humano el que nos da el valor añadido de los recuerdos.
De estas cosas, sólo se es consciente cuando estamos iniciando un cambio en nuestra vida, o estamos en proceso. Es sólo es en ese momento cuando podemos estar ante la última vez que veamos a alguien con quien tenemos cierta empatía de manera consciente, aunque siempre esperanzamos que alguna enrevesada circunstancia nos haga volver a coincidir, por lo que no solemos manifestar dichas sensaciones o si lo hacemos, suele ser de manera muy sutil, para evitar dar cierto toque de despedida a una situación que puede ser cuasi cotidiana.
La verdad, es que hay muchas experiencias, circunstancias y situaciones que desearía volver a revivir. Posiblemente, en algunos casos no será posible revivirlas con ciertos protagonistas que desearía o en las circunstancias deseables, pero espero no olvidarlas para al menos tener consciencia de cuándo fue la última vez.

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